Aguilar Ortiz promete una Corte cercana al pueblo y libre de intereses

Ciudad de México.— Con una visión transformadora y un compromiso firme con la justicia para quienes más la necesitan, Hugo Aguilar Ortiz se prepara para asumir, el próximo 1 de septiembre, la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en lo que él mismo considera el mayor reto contemporáneo en la historia judicial del país: recomponer un Poder Judicial de la Federación (PJF) señalado por años de estar dominado por la corrupción y los intereses particulares.

Aguilar Ortiz será el primer presidente de la Corte electo por voto popular desde Benito Juárez en el siglo XIX. Con más de 6.2 millones de votos, reafirma que su compromiso no es con partidos ni con grupos empresariales, sino con el pueblo de México. “Yo puse mis ahorritos y no tengo deudas con nadie, excepto con quienes votaron por mí”, sostuvo, tras denunciar que durante su campaña hubo intentos de corromperlo mediante ofrecimientos de apoyo condicionados a decisiones judiciales.

El jurista y defensor de derechos indígenas enfatiza que la Corte debe dejar de ser rehén de intereses y recuperar su legitimidad a través de la cercanía con la ciudadanía y el respeto a la Constitución. Consciente de que solo se renovó la mitad del PJF, advierte que sin vigilancia y sanciones firmes, los vicios como la corrupción y la venta de justicia podrían mantenerse.

Uno de sus principales ejes de acción será la creación y fortalecimiento del Tribunal de Disciplina, así como una reestructuración operativa para combatir el rezago de miles de asuntos. En agosto presentará un plan que contempla acelerar turnos de expedientes y reducir el tiempo de publicación de sentencias, que actualmente puede tardar hasta dos años. “Pediré que se turnen expedientes en 48 horas”, anunció.

La nueva estructura del Poder Judicial, derivada de la reforma del 15 de septiembre de 2024, le retira funciones administrativas y disciplinarias al presidente de la Corte. Aguilar Ortiz no lo ve como una desventaja, sino como una oportunidad para enfocarse en la impartición de justicia. Asegura que pedirá ponencias y participará activamente en la resolución de casos, algo que, afirma, no hicieron sus antecesores.

Sobre los privilegios de los ministros, fue claro: solo se mantendrán aquellos estrictamente necesarios. “¿Seis celulares por ministro? No. ¿Vehículos blindados? Solo si son indispensables”, declaró.

También aseguró que la nueva Corte tendrá un enfoque humanista, priorizando casos sobre pueblos indígenas, mujeres y medio ambiente. “En los pueblos indígenas se sirve un año sin cobrar y se gana respeto. Eso debe ser un valor”, dijo, comprometiéndose a implementar criterios en diálogo con las comunidades, no mediante imposiciones.

Finalmente, reiteró su apuesta por un diálogo abierto y respetuoso con los poderes Ejecutivo y Legislativo. “No vamos a jugar a las vencidas… Tampoco vamos a ser sumisos. Queremos una Corte dialogante, con método y con objetivos: servir”, concluyó.

Con este espíritu renovador, Hugo Aguilar Ortiz encabeza una nueva etapa en la historia judicial de México, en la que la justicia dejará de ser un privilegio para convertirse en un derecho garantizado para todos, especialmente para los de abajo.