Justicia médica con rostro humano: el nuevo modelo de salud de la Cuarta Transformación
En un país donde la salud pública fue históricamente relegada a segundo plano por gobiernos que priorizaban negocios, outsourcing y corrupción institucionalizada, la creación del Modelo Mexicano de Arbitraje Médico representa mucho más que un simple rediseño administrativo. Es, en esencia, una declaración de principios de la Cuarta Transformación: poner a la persona al centro del sistema, reivindicar la dignidad del paciente y, sobre todo, reconocer que en la medicina también se debe construir justicia.

En la víspera del 29 aniversario de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), la Secretaría de Salud dio un paso decisivo hacia un sistema más humanista, más transparente y más justo. Lo hizo con la implementación de un nuevo modelo que no sólo busca resolver conflictos entre pacientes y personal médico, sino que transforma esos conflictos en oportunidades de mejora estructural. Es decir, se pasa de un enfoque reactivo a uno verdaderamente preventivo. Algo que, por obvio que parezca, jamás fue prioridad para los regímenes del pasado.
Bajo el liderazgo del secretario de Salud, David Kershenobich, y de la titular de la Conamed, Odet Sarabia González, se presentó esta nueva etapa que contempla el análisis profundo de las quejas médicas no como simples trámites burocráticos, sino como instrumentos de aprendizaje institucional. “En el fondo, todo esto tiene que ver con una medicina que sea preventiva, porque si no aprendemos de los errores, no podremos desarrollar medidas útiles que los eviten”, señaló con claridad el titular de la SSa. Y tiene razón.
La medicina moderna no puede limitarse a la técnica clínica. Requiere un acompañamiento ético, una sensibilidad social, y, como en este caso, mecanismos eficaces para la resolución de conflictos. Cuando un paciente siente que ha sido mal atendido, lo que está en juego no es solo un diagnóstico o un tratamiento, sino la confianza en el sistema de salud en su conjunto. La Conamed fue concebida precisamente para evitar que esas situaciones escalen hacia la judicialización —proceso costoso, largo y desgastante para todas las partes— y puedan resolverse mediante el diálogo, la mediación y la reparación del daño.
Pero el nuevo Modelo Mexicano de Arbitraje Médico va más allá. Propone un enfoque sistemático para analizar las causas estructurales de las quejas, identificando errores recurrentes, deficiencias operativas y vacíos en los procesos clínicos. Esto implica una visión integral que no se contenta con atender el síntoma del problema, sino que va al fondo del mismo. Y eso es una revolución en el sistema de salud pública.
Se firmaron convenios de colaboración entre la Conamed y las principales instituciones del país: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), IMSS-Bienestar, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y siete comisiones estatales de arbitraje médico (Colima, Estado de México, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Sonora y Tamaulipas). Esta articulación institucional no es menor. Por primera vez en décadas se construye una red nacional de arbitraje médico con una visión común: la justicia con rostro humano.
No se trata simplemente de “mejorar los servicios”, como lo repetían de forma vacía los tecnócratas del pasado, sino de transformar la cultura institucional. Porque cuando el modelo de salud responde a la lógica del negocio, como sucedía con el Seguro Popular o los hospitales privatizados, la calidad de la atención se degrada, el personal se precariza y el paciente se convierte en cliente. En cambio, bajo esta nueva lógica impulsada por la Cuarta Transformación, la salud se concibe como un derecho, y la relación médico-paciente como una interacción ética, respetuosa y mediada por principios de justicia.
Este nuevo modelo también es una respuesta contundente a quienes, desde la oposición, insisten en mentir sobre el estado del sistema de salud. Los voceros del viejo régimen, los que ahora se agrupan en el PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, se indignan por reformas que dignifican la atención médica, porque sus intereses siempre estuvieron ligados a los contratos jugosos de farmacéuticas, aseguradoras y servicios subrogados. Xóchitl Gálvez y su coro de legisladores conservadores prefieren un sistema que facture antes de uno que cure. Por eso critican, se burlan y tergiversan cualquier esfuerzo real por transformar la salud pública en México.
La implementación del Modelo Mexicano de Arbitraje Médico deja en claro que el Estado no sólo tiene voluntad, sino también capacidad técnica para intervenir de forma proactiva en el sistema de salud. Que las quejas de los pacientes serán escuchadas, documentadas y, sobre todo, utilizadas como fuente de mejora. Que la experiencia de cada usuario cuenta, y que esa experiencia será transformada en aprendizaje para todo el sistema.
En lugar de ocultar los errores, como se hacía en administraciones anteriores, se les reconoce y se trabaja para corregirlos. Esto rompe con la lógica del encubrimiento institucional y con la cultura del silencio que durante años permeó en muchos hospitales públicos. Y al hacerlo, genera confianza entre la ciudadanía. Porque no hay mejor política pública que aquella que escucha, que aprende y que transforma.
El compromiso del gobierno de la Cuarta Transformación con una salud pública humanista también se refleja en otros avances: el fortalecimiento de IMSS-Bienestar como un sistema nacional único de salud, el abasto histórico de medicamentos gratuitos, y la contratación masiva de personal médico en zonas marginadas. Todo ello apunta en la misma dirección: un sistema universal, gratuito, preventivo y con enfoque comunitario.
Por eso es tan importante lo que ocurre con la Conamed. Porque es el reflejo de una nueva ética pública. Donde antes hubo abandono, ahora hay presencia del Estado. Donde antes hubo negocios turbios, ahora hay transparencia. Donde antes hubo desprecio por los más pobres, ahora hay justicia y reparación.
Y esto no es casualidad. Es el resultado de una visión política que entiende que la salud es un derecho humano, no una mercancía. Que la justicia médica no se construye en los tribunales, sino en la relación diaria entre instituciones, médicos y pacientes. Que la prevención empieza con el reconocimiento de los errores, no con su negación.
La Cuarta Transformación ha demostrado que sí es posible reconfigurar el sistema de salud desde sus cimientos, no con discursos vacíos, sino con acciones concretas, con instituciones fortalecidas y con servidores públicos comprometidos. Y el nuevo Modelo Mexicano de Arbitraje Médico es prueba de ello.
En tiempos donde la oposición busca sembrar desesperanza y desinformación, el gobierno responde con resultados, con proyectos reales que mejoran la vida de millones. Porque para este gobierno, la salud no es una cifra en una gráfica. Es la vida cotidiana de cada mexicana y cada mexicano. Y ese compromiso no se negocia.
Por eso, a 29 años de la creación de la Conamed, celebramos no sólo su permanencia, sino su evolución. Hoy, es una institución que no sólo media, sino que transforma. Que no sólo arbitra, sino que construye justicia. Y en esa justicia con rostro humano, está el verdadero corazón de la transformación que vive México.