Plan México: modelo de desarrollo productivo que inspira a América Latina
Ciudad de México.– Frente a un panorama global desafiante, caracterizado por bajo crecimiento y persistente desigualdad, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) subraya la necesidad de una intervención estratégica del Estado para guiar a las economías regionales hacia un desarrollo sostenible e inclusivo. En ese contexto, el Plan México se presenta como un modelo ejemplar, con visión de largo plazo y enfoque integral, que ha generado un consenso favorable a nivel regional.

Durante su participación en el foro Construyendo las economías del futuro en América Latina y el Caribe, organizado por la Cepal, la Secretaría de Economía y la Unctad, Jorge Mario Martínez, director de la sede subregional del organismo, resaltó que países como México, Brasil y Colombia están alineando sus estrategias hacia una nueva etapa de industrialización. “Es el regreso de la política de desarrollo productivo, pero no como en los años 50, sino con énfasis en sostenibilidad, reducción de desigualdades y desarrollo social”, afirmó.
Martínez explicó que América Latina arrastra más de una década de bajo crecimiento. En el caso de México, aunque el promedio ha sido del 2 por ciento anual, la Cepal prevé solo 0.3 por ciento para este año. Además, más del 50 por ciento de la población mexicana labora en el sector informal, lo que agudiza la desigualdad debido a la gran brecha de ingresos entre sectores formal e informal.
Para romper con estas trampas del estancamiento económico y la inequidad, el funcionario de la Cepal propone una actitud proactiva del Estado: “Se requieren intervenciones quirúrgicas que orienten la economía hacia más crecimiento con mejores empleos y menor desigualdad. Eso sólo se logra con políticas de desarrollo productivo”.
En ese sentido, destacó que el Plan México es un ejemplo “ambicioso y potente”, que abarca todas las áreas clave para el desarrollo. “Está muy bien definido qué es y hacia dónde va México”, dijo, subrayando la claridad del plan al establecer polos de desarrollo con vocaciones regionales —como agroindustria o manufactura—, el impulso a la proveeduría nacional y el compromiso de que al menos el 65 por ciento de las compras públicas sean de contenido nacional.
El funcionario enfatizó que este tipo de estrategias ofrecen certeza a inversionistas, académicos y actores económicos, en un contexto internacional cada vez más incierto. Desde la crisis financiera de 2008 hasta los recientes ciclos proteccionistas en Estados Unidos, el libre comercio ha perdido fuerza. Por ello, iniciativas como el Plan México representan un contrapeso que genera confianza.
Además, destacó que otros países están en sintonía con esta visión: Colombia avanza en su política de reindustrialización, Brasil con su Nova Industria, Honduras con un plan fabril, y República Dominicana con una estrategia de inversión extranjera directa.
Martínez instó a identificar áreas comunes como cadenas productivas regionales, producción de medicamentos, economía circular y bioeconomía. “Somos más de 500 millones de personas en América Latina y el Caribe, y tenemos hoy una coincidencia estratégica que debemos aprovechar para avanzar hacia una verdadera integración regional”, concluyó.
Así, el Plan México se proyecta como un ejemplo concreto de cómo la planeación estratégica y la intervención inteligente del Estado pueden reactivar el crecimiento económico, fomentar el empleo digno y sentar las bases de una región más equitativa y próspera.