Wixaritari de La Yesca resisten la sequía con esfuerzo comunitario y respaldo local
La Yesca, Nay. En lo alto de la sierra nayarita, donde las temperaturas rebasan los 30 grados centígrados, las comunidades wixaritari enfrentan con dignidad y organización una de las temporadas de estiaje más severas de los últimos años. En localidades como 22 de Enero y Guadalupe Ocotán, la escasez de agua ha obligado a sus habitantes a caminar hasta 30 kilómetros para conseguir el vital líquido, que acarrean en cubetas, recipientes o incluso en automóviles y burros, adaptándose con sabiduría ancestral a las adversidades del clima.

La sequía ha reducido considerablemente los nacimientos de agua, que son esenciales no sólo para el consumo humano, sino también para el sustento agrícola y ganadero. Sin lluvias, los mantos freáticos no se recargan y las fallas en la línea de conducción de agua potable han agravado aún más la situación. Sin embargo, en medio de estas difíciles circunstancias, ha surgido una respuesta solidaria por parte de las autoridades locales y de la propia comunidad, con acciones que fortalecen el tejido social y evidencian un profundo sentido de colectividad.
El regidor Eliberto Frausto Pérez, del Ayuntamiento de La Yesca, emprendió una acción de apoyo directo al llevar agua potable a las comunidades más afectadas, como 22 de Enero y Guadalupe Ocotán, que estuvieron mes y medio sin una gota de agua. “Nuestro objetivo es llegar también a otras localidades, aunque la dificultad está en encontrar fuentes para abastecer las pipas, porque los nacimientos están secos”, explicó el funcionario, quien trabaja acompañado de personas que comparten su compromiso por garantizar, al menos, la atención de las necesidades más urgentes.
En esta región, históricamente los pueblos wixaritari han demostrado un profundo respeto por el agua, conservándola en tinajas de barro que mantienen su frescura y aprovechando al máximo los recursos naturales como arroyos, ojos de agua y pozuelos. Hoy, más que nunca, demandan una red de distribución eficiente que les permita mejorar su calidad de vida y asegurar una adecuada higiene en sus hogares.
El llamado también ha sido escuchado en el Congreso local. El diputado morenista Adahán Casas alertó sobre la crítica situación que enfrentan los ganaderos: “Los jagüeyes ya no tienen la capacidad para mantener el ganado. De no atenderse esta situación, podríamos enfrentar una crisis alimentaria y económica en la región”. Ante esto, ha solicitado apoyo para el envío de forraje y la construcción y ampliación de estos pequeños embalses, que resultan vitales para el almacenamiento de agua en las comunidades serranas.
El Gobierno de México, en coordinación con autoridades locales, se mantiene atento y busca mecanismos para brindar soluciones estructurales que garanticen el acceso al agua como un derecho humano. La resistencia y sabiduría del pueblo wixárika, junto al trabajo solidario de sus representantes, inspiran a seguir construyendo una sociedad más equitativa y resiliente frente a los desafíos del cambio climático.