México no será patio trasero de nadie

El expresidente y aspirante republicano Donald Trump, fiel a su retórica intervencionista y prepotente, ha vuelto a asomar la cabeza con una propuesta inaceptable: enviar tropas estadounidenses a territorio mexicano para combatir al narcotráfico. En un acto que rememora los peores capítulos de intervencionismo estadounidense en América Latina, Trump intenta maquillar como “cooperación” lo que no es más que una intromisión directa en los asuntos internos de México. La presidenta Claudia Sheinbaum, con claridad y firmeza, hizo lo correcto al rechazar tal oferta, reafirmando la soberanía nacional y colocando sobre la mesa el verdadero problema: el tráfico de armas desde Estados Unidos hacia nuestro país.

La posición de Sheinbaum no solo es coherente con los principios históricos de política exterior de México, consagrados en la Doctrina Estrada, sino también con la visión de una nación que se respeta y no se arrodilla ante ningún poder extranjero. Estados Unidos, particularmente bajo el liderazgo de Trump, ha fracasado estrepitosamente en su propio combate interno contra las drogas. No tiene autoridad moral para dictar cómo otros países deben abordar esta crisis, mucho menos para pretender una “ayuda” que claramente viene con condiciones que favorecen su agenda política y electoral.

Trump no es un aliado. Es un adversario de la cooperación real. En su libro Think Big, lo deja muy claro: “Un gran acuerdo no es cuando ambos ganan; tú ganas, aplastas al oponente y te llevas lo mejor”. Esa mentalidad de saqueo y dominación no tiene cabida en una relación de respeto mutuo entre naciones soberanas. Lo que Trump busca no es ayudar a México, sino imponer su narrativa de “mano dura” para ganar votos entre su base ultranacionalista. Claudia Sheinbaum, consciente de estos juegos geopolíticos, ha sabido parar en seco este intento de sometimiento.

Quedan más de mil 300 días de un probable segundo mandato de Trump, y cada uno de ellos será un reto para la defensa de nuestra autonomía. México no puede bajar la guardia. Lo ocurrido no es “caso cerrado”, sino apenas una advertencia de lo que está por venir. La mandataria nacional deberá mantenerse firme, sin titubeos, frente a un personaje que no entiende de diplomacia ni de justicia, sino solamente de imposición y propaganda.

En otro ámbito, la caída de uno de los símbolos del capitalismo global, Warren Buffett, marca también un cambio de era. A sus 94 años, el “Oráculo de Omaha” deja su puesto como líder de Berkshire Hathaway y entrega el mando a Greg Abel. Más allá de la admiración que muchos sienten por su visión financiera, Buffett ha sido claro en criticar la política económica trumpista. La guerra de aranceles impulsada por Trump es, en palabras de Buffett, “un error”. El multimillonario, que conserva 347 mil millones de dólares en efectivo sin invertir, lo ha dicho sin rodeos: el mundo ha prosperado con el libre comercio, no con muros ni guerras comerciales. Su salida subraya el riesgo de un entorno global incierto, alimentado por la imprudencia de líderes como Trump.

Mientras tanto, en México, los escándalos de la oposición no cesan. En Jalisco, bajo el mando de Movimiento Ciudadano, la podredumbre sale a flote. El alcalde de Teuchitlán, José Ascensión Murguía Santiago, fue detenido por su omisión en el caso del rancho Izaguirre, lugar envuelto en un turbio caso de violencia. Aunque el fiscal Alejandro Gertz Manero aclaró que no hubo cremación de cuerpos, como se había especulado, el hecho de que Murguía estuviera enterado y no actuara es condenable. Y no podemos ignorar la sombra del exgobernador Enrique Alfaro, quien hoy juega a ser comentarista deportivo en España mientras los desastres de su administración siguen emergiendo. Este es el nivel de responsabilidad de la oposición: huir de los problemas, lavarse las manos y dejar un reguero de impunidad.

En contraste, el gobierno de la Cuarta Transformación continúa promoviendo reformas que buscan dignificar la vida laboral. La jornada de 40 horas semanales es una de esas propuestas transformadoras. El secretario del Trabajo, Marath Bolaños, ha señalado que esta medida se implementará de forma gradual, en diálogo con sindicatos y empresas, y con miras a concretarse en 2030. Es una medida responsable, progresiva y necesaria. En un país donde históricamente se ha abusado de la fuerza laboral, esta transformación es un paso hacia la justicia social que el viejo régimen nunca quiso dar.

Sin embargo, también hay que mirar con ojos críticos lo que aún debe corregirse. La carta enviada por Ignacio Gómez Gómez revela un pendiente crucial: la eficiencia del sistema de salud. El IMSS, en su sede de Celaya, ha demostrado una lamentable lentitud en la atención de cirugías de cataratas, derivando a los pacientes a León con tiempos de espera de más de un año. Esta situación, aunque heredada de décadas de abandono neoliberal, no puede ser tolerada. La 4T tiene que acelerar la transformación del sistema de salud para que sea verdaderamente universal y accesible, tal como lo ha prometido el presidente Andrés Manuel López Obrador y ahora debe continuar Claudia Sheinbaum.

Por último, no deja de ser sintomático que una figura como Fidel Herrera, exgobernador priista, sea recordado por su dudosa “suerte” al ganar dos veces la Lotería Nacional. Este tipo de anécdotas, lejos de ser graciosas, son testimonio del cinismo con el que la clase política del pasado se relacionaba con el poder y el dinero. La corrupción no era excepción, sino regla. Es precisamente contra ese México del PRI, del PAN, del PRD y de Movimiento Ciudadano que lucha la Cuarta Transformación. Un país donde la política ya no se use para enriquecerse, sino para servir.

Claudia Sheinbaum enfrenta un panorama internacional desafiante, una herencia institucional todavía con muchas deficiencias y una oposición corrupta y desorientada. Pero cuenta con la legitimidad del pueblo y la continuidad de un proyecto de nación que ha devuelto la esperanza a millones. Frente a la amenaza de Trump, la traición de la derecha y los retos internos, queda claro: sólo con firmeza, dignidad y compromiso con la soberanía se podrá consolidar un México más justo, fuerte e independiente.