Remanente limitado del Banxico complica ajuste fiscal para 2025

Ciudad de México – En un contexto económico desafiante, el gobierno federal enfrentará un año 2025 especialmente complejo en materia de finanzas públicas, luego de recibir un remanente del Banco de México (Banxico) equivalente apenas al 0.1 por ciento del producto interno bruto (PIB), una cifra muy por debajo de las expectativas de analistas y de las necesidades presupuestales de la administración federal.

Así lo señaló Delia Paredes, socia de TransEconomics, durante su participación en el podcast Análisis Biva, donde subrayó que el monto entregado por Banxico no representa una buena noticia para la Secretaría de Hacienda, la cual aún sostiene su objetivo de reducir el déficit fiscal en tres puntos porcentuales del PIB durante este año. El remanente, generado por las ganancias cambiarias y de operación del ejercicio 2024, suele destinarse a la reducción de la deuda pública o al fortalecimiento de los fondos de estabilización fiscal, con el fin de mejorar el estado general de las finanzas del país.

“La Secretaría de Hacienda no está muy contenta con que sólo les hayan pasado el 0.1 por ciento del PIB. Recordemos que sigue diciendo que va a bajar el déficit fiscal en 3 puntos del PIB, y contaban con este dinero; si hubieran sido 1 por ciento del PIB, como estimaron los analistas, ya sólo tenían un ajuste del 2 por ciento”, expresó Paredes.

Este remanente representa el primero que se entrega al gobierno federal en nueve años, por lo que se generaron expectativas importantes sobre su posible impacto positivo en las cuentas públicas. Sin embargo, el monto resultó considerablemente menor al previsto, lo que obligará a realizar ajustes fiscales más severos para alcanzar las metas de consolidación presupuestaria.

Paredes también advirtió que este recorte en el gasto podría tener consecuencias en el crecimiento económico del país. En su análisis, destacó que si bien el sector agrícola mostró un buen desempeño en el primer trimestre del año, casi el 90 por ciento del PIB nacional –particularmente los sectores de servicios e industria– muestra estancamiento o contracción.

Además, el contexto internacional no favorece. La economía de Estados Unidos, principal socio comercial de México, presenta signos de debilidad que inevitablemente repercutirán en la dinámica económica nacional. A pesar de medidas como la suspensión de aranceles recíprocos y concesiones en el sector automotriz, los riesgos externos persisten.

“Estamos en un año de muy alta incertidumbre y riesgos crecientes para el crecimiento económico, no sólo en México, sino también para Estados Unidos y a nivel global. Los datos no apuntan a una crisis inminente, pero sí abren un entorno muy frágil, volátil y cambiante, en donde los indicadores nos pueden sorprender para bien o para mal”, concluyó la especialista.

Ante este panorama, el gobierno federal mantiene su compromiso con una administración responsable de los recursos públicos y una política económica prudente, enfocada en proteger la estabilidad macroeconómica y social del país.