El silencio de Peña y la voz firme de Claudia
El expresidente Enrique Peña Nieto, quien tras su sexenio prefirió el exilio dorado y la vida de discreto millonario en Europa, volvió a asomar la cabeza en redes sociales. Lo hizo con un mensaje de condolencias por la supuesta muerte del papa Francisco, acompañándolo de una foto tomada durante la visita papal a México en 2016. Más que condolencias, el gesto pareció un intento desesperado por recordar su rostro en la vida pública, justo ahora que la historia lo relega al cajón de los presidentes que prometieron reformas para el futuro pero entregaron despojos al pasado. El Papa, para ser claros, nunca volvió. Tal vez intuyó, como muchos, que Peña representaba más las apariencias del marketing que la dignidad de un estadista.

En contraste, quien sí ha sido recibida por Francisco es la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, en un acto que no solo fue simbólico sino profundamente político. Porque no se trató de una foto de pasillo o un saludo improvisado como el que, torpemente, logró colarse Xóchitl Gálvez. No. La doctora Sheinbaum fue recibida como mandataria en funciones, anticipando su papel como jefa de Estado de una nación que ha vuelto a hablar con voz propia en el concierto internacional.
El episodio con Gálvez, quien se presentó en el Vaticano sin invitación oficial y terminó en la planta baja del edificio papal, deja ver la esencia de su campaña: oportunismo, improvisación y espectáculo vacío. Su equipo creyó que una fotografía era suficiente para simular legitimidad, pero olvidaron que la diplomacia no se construye con “likes” sino con principios. Al final, el gesto se disolvió en las noticias de ese mismo día, cuando Francisco atendió oficialmente a Claudia. No hubo espacio para equívocos: el Vaticano reconoció a quien representa al México transformador.
Pero si hay un tema que revela con crudeza el legado tóxico del viejo régimen es la reforma en materia de medios que Peña Nieto impulsó en 2014. Su gobierno, servil a los poderes mediáticos y a intereses extranjeros, eliminó del marco legal el artículo que prohibía la transmisión de propaganda de otros gobiernos en territorio nacional. Este acto de sumisión jurídica ha tenido consecuencias. Hace apenas unos días, los mexicanos fuimos testigos de la difusión en medios nacionales de un video xenófobo promovido por la secretaria de Seguridad estadounidense Kristi Noem, una de las aliadas de la agenda trumpista más radical.
Ante esto, la presidenta Sheinbaum no titubeó: condenó el mensaje, denunció su contenido discriminatorio y anunció una iniciativa para restaurar el artículo eliminado por Peña. Esta reforma, aunque tardará en implementarse, representa un mensaje contundente: México ya no es territorio de conquista ideológica de ningún país. Ni con videos ni con tratados.
El contraste con Peña es elocuente. Él guarda silencio ante las consecuencias de sus actos legislativos. No menciona ni una palabra sobre su reforma a la Ley de Telecomunicaciones, esa que dejó desprotegido al país ante la propaganda extranjera. Se refugia en la nostalgia de una imagen junto al Papa, mientras que Claudia actúa, propone y protege la soberanía nacional desde el presente.
Mientras tanto, otro indicador de que el país se fortalece es el tipo de cambio. El dólar se cotiza ya en 19.45 pesos en la frontera norte, una recuperación significativa tras haber rozado los 21 pesos. En un entorno internacional convulso, con aranceles entre Estados Unidos y China y una guerra monetaria en marcha, el peso mexicano resiste. No por casualidad, sino porque hay una política macroeconómica prudente, finanzas públicas sanas y un proyecto nacional que inspira confianza. Lo ha explicado con claridad Gerardo Esquivel, ex subgobernador del Banco de México: mientras las principales monedas del mundo se tambalean, el peso muestra resiliencia. Otra prueba de que los augurios catastróficos de la oposición eran sólo retórica electoral.
Y hablando de retórica oportunista, vale la pena abordar la preocupación expresada por Jesús Carlos Ruiz Suárez, académico del Cinvestav. Cuestiona las reuniones entre Mario Delgado y empresarios de comida chatarra. Es válido y necesario vigilar los posibles acuerdos con estas industrias, pero también es ingenuo creer que la relación con las cámaras empresariales puede tratarse con una lógica binaria. Lo que está en juego no es una concesión de principios, sino la capacidad de mantener el respaldo al Plan México ante un posible regreso de Trump, quien ya ha demostrado su desprecio por nuestro país. En política, a veces se negocia para resistir. Y si Claudia Sheinbaum logra mantener la economía mexicana blindada ante las amenazas del norte sin renunciar a sus valores, habrá que reconocerle el mérito.
Por último, un dato que no debe olvidarse: después de seis años de impunidad, ha sido condenado a cadena perpetua el autor del peor atentado contra mexicanos en territorio estadounidense, el asesino del Walmart de El Paso. Veintitrés vidas truncadas por el odio racial que ciertos discursos han normalizado. No podemos permitir que esto se repita. Y no podemos olvidar que fue durante la administración de Donald Trump, ídolo de la ultraderecha mexicana, que se gestó este ambiente de odio. Aquellos que hoy celebran sus políticas deberían mirar a las víctimas.
En suma, mientras algunos ex mandatarios evocan al Papa para ocultar sus culpas, y candidatas derrotadas se cuelan en fotos sin sustancia, el nuevo liderazgo de México se forja con acciones firmes y decisiones valientes. Claudia Sheinbaum no solo gobierna, sino que redefine lo que significa ser presidenta de un país digno y soberano. Porque la 4T no es solo un lema: es una realidad que avanza, sin nostalgia por el pasado, pero con memoria clara de sus errores.