Región de Ciudad Serdán: entre la tradición agrícola y el impulso al desarrollo rural
Ciudad Serdán, Pue.– En la región de Ciudad Serdán y municipios cercanos como Palmar de Bravo, el trabajo agrícola atraviesa una etapa de transformación, impulsada por factores como el cambio generacional, la disponibilidad de agua y la evolución de los modelos productivos. En este escenario, productores locales han compartido su experiencia y perspectivas sobre las oportunidades y desafíos del campo en Puebla.

Uno de los principales cambios observados en los últimos años es la disminución de la participación juvenil en las labores agrícolas. Según datos compartidos por integrantes de la Unión de Productores de Maíz del Valle de Serdán, solo tres de cada diez jóvenes continúan en el campo, mientras el resto opta por empleos en municipios más grandes, emigración o nuevas formas de subsistencia. Este fenómeno refleja una dinámica en la que el relevo generacional se ha visto condicionado por la búsqueda de mayores oportunidades laborales.
Asimismo, se ha reportado la venta de tierras heredadas, las cuales han sido adquiridas por nuevos inversionistas que diversifican los cultivos en la zona, priorizando hortalizas. Esta transición ha coincidido con una reducción de hasta el 33 por ciento en la producción de cultivos tradicionales como maíz, frijol, haba y calabaza, lo que plantea nuevos escenarios para el sector agroalimentario regional.
Ante estos cambios, los productores continúan promoviendo prácticas que permiten mantener la producción para el autoconsumo y la venta local, muchas veces mediante esquemas de asociación o renta de parcelas. En ese contexto, el gobierno federal y estatal han impulsado programas de fortalecimiento rural y bienestar social, enfocados en mejorar las condiciones del campo, así como fomentar el arraigo de las nuevas generaciones.
Sin embargo, las condiciones climáticas también han influido en la toma de decisiones agrícolas. La escasez de agua ha reducido la siembra de cultivos de alto consumo hídrico como la cebada. En respuesta, los agricultores se han enfocado en el maíz criollo —en variedades como azul, rojo y lila—, calabaza, haba, frijol y trigo, como una forma de preservar la biodiversidad y las prácticas tradicionales.
En la Mixteca poblana, una de las regiones con mayor aridez en la entidad, las condiciones naturales limitan la expansión de ciertos programas agrícolas. Representantes comunitarios han señalado la importancia de adaptar las políticas públicas a las particularidades del territorio, para garantizar que las estrategias de desarrollo rural tengan impacto en todas las regiones, respetando las vocaciones productivas locales.
Según el Censo Agropecuario 2022 del INEGI, Puebla cuenta con un millón 124 mil 581 hectáreas de uso agrícola, de las cuales el 14.73 por ciento (165 mil 674 hectáreas) no han sido sembradas. Los principales desafíos reportados por los productores incluyen el costo de insumos, la variabilidad de precios de mercado, la pérdida de fertilidad del suelo, la disponibilidad de agua y la escasez de mano de obra.
El mismo informe señala que el 71.8 por ciento de los productores en Puebla tiene más de 45 años, lo que subraya la necesidad de diseñar políticas que fomenten la incorporación de jóvenes al campo, y fortalezcan la sostenibilidad de las comunidades rurales en el largo plazo.
Con estos elementos, la región de Ciudad Serdán se posiciona como un espacio clave para reflexionar sobre los retos y posibilidades de un desarrollo agrícola integral, sostenible y equitativo, en el marco de las políticas de bienestar que impulsa el Gobierno de México.