“Abril, Mes de la Fotografía: Legado pionero de expresión artística en Mérida”

Hace casi cuatro décadas, Mérida, Yucatán, se convirtió en el epicentro de una revolución artística que marcó un hito en la historia de la fotografía mexicana. Con la visión de demostrar el valor de la fotografía como medio de expresión artística más allá de lo comercial o documental, un grupo de fotógrafos liderados por el colectivo Plano Focal —posteriormente conocido como Imagen Alterna— dio vida al festival Abril, Mes de la Fotografía en 1985.

El reciente libro Abril, Mes de la Fotografía: Una historia, coordinado por Ygnacio Rivero Bulnes, revive esta trascendental etapa. En sus páginas, Rivero, junto a los fundadores Eduardo Arco y Víctor Rendón, narra cómo durante un mes los espacios culturales más destacados de Mérida acogieron exposiciones individuales en blanco y negro que desafiaron la narrativa tradicional de la fotografía en México.

El festival fue pionero en su tipo, como lo señaló el crítico José Antonio Rodríguez, al anteceder a proyectos icónicos como el Centro de la Imagen (1994), Fotoseptiembre (1993) y Junio, Mes de la Fotografía en Xalapa (1990). Abril se consolidó como el primer festival contemporáneo fuera de la Ciudad de México, destacándose por su pluralidad estética y por celebrar la creatividad en un contexto dominado por las dificultades económicas y políticas de la época.

Diversidad artística y desafíos sociales

Entre 1985 y 2000, Abril ofreció 14 ediciones que reunieron a destacados fotógrafos como Graciela Iturbide, Manuel y Lola Álvarez Bravo, Nacho López, Francisco Mata Rosas y Yolanda Andrade, por mencionar algunos. Las exposiciones abarcaban desde trabajos antropológicos y documentales hasta propuestas conceptuales de fotógrafos nacionales e internacionales. Este enfoque diverso reflejó el potencial transformador de la fotografía en un entorno marcado por el desarrollo tecnológico y la innovación artística.

Sin embargo, el festival no estuvo exento de desafíos. Según Arturo Ávila Cano, autor del capítulo Los tonos de Abril, la falta de interés de las autoridades locales limitó el crecimiento del evento. Como iniciativa independiente, Abril contó con escaso apoyo estatal y federal, enfrentándose también a un panorama económico adverso derivado de las políticas neoliberales de las administraciones de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.

Además, el arraigo cultural yucateco centrado en la herencia maya y las artes tradicionales dificultó el reconocimiento de la fotografía como una forma legítima de expresión contemporánea. A pesar de ello, Mérida mantuvo una tradición fotográfica que se remontaba al siglo XIX con los gabinetes de estudio, como el de la familia Guerra, que retrataron los ideales sociales de la época.

Un legado que perdura

El historiador del arte Ygnacio Rivero enfatiza que en los años 80, Mérida carecía de infraestructura y recursos para el desarrollo artístico. Sin embargo, la expansión demográfica y el interés de la comunidad impulsaron iniciativas como Abril, que sentaron las bases para futuros eventos culturales.

Hoy, el libro sobre este festival es un testimonio invaluable de la riqueza y diversidad de la fotografía mexicana, además de un llamado a reconocer la relevancia de iniciativas descentralizadas que, como Abril, abren camino en la historia del arte nacional.