Disminuye violencia contra sacerdotes en el actual sexenio, pero persiste el riesgo para la Iglesia en México

Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los asesinatos de sacerdotes han disminuido con respecto a administraciones anteriores, según revela el reporte anual 2024 del Centro Católico Multimedial (CCM), presentado por su director, Omar Sotelo Aguilar. Sin embargo, México continúa siendo el país más peligroso de América Latina para ejercer el sacerdocio, ya que durante este periodo se han registrado 20 agresiones o asesinatos de sacerdotes y religiosos.
El informe del CCM ofrece un análisis detallado de la violencia contra la Iglesia católica en México desde 1994, documentando más de 80 sacerdotes asesinados en los últimos 30 años. La situación es alarmante, pero muestra una disminución en el sexenio actual si se compara con los periodos de administraciones anteriores.
De acuerdo con el recuento histórico, bajo la presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) se registraron cuatro asesinatos, incluyendo el del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Durante el gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000), ocurrieron tres asesinatos de sacerdotes en Michoacán, Oaxaca y Coahuila.
El sexenio de Vicente Fox (2000-2006) tuvo cuatro sacerdotes asesinados y un diácono, con hechos ocurridos en Chihuahua, Jalisco, Baja California y Ciudad de México. La situación se agravó durante el periodo de Felipe Calderón (2006-2012), cuando la violencia cobró la vida de 25 personas, entre ellos 17 sacerdotes, tres religiosos y cinco laicos en entidades como Guerrero, Veracruz, Chihuahua y Tamaulipas.
El gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) registró el número más alto con 33 víctimas, entre ellas 19 sacerdotes asesinados, dos desaparecidos y un seminarista. Los hechos ocurrieron en varios estados, destacando Ciudad de México, Michoacán, Puebla y Sinaloa.
En contraste, en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) se contabilizan 25 agresiones, pero con una cifra más baja de asesinatos: 10 sacerdotes y un seminarista asesinados. También se documentaron siete obispos y siete sacerdotes violentados en estados como Baja California, Morelos, Guanajuato, Durango, Chihuahua y Chiapas.
Omar Sotelo Aguilar señaló que la violencia no solo afecta a los sacerdotes, sino también a los lugares de culto. Cada semana, aproximadamente 26 templos son profanados, lo que representa el 12% de los 11 mil templos de las 19 provincias eclesiásticas del país. Estos delitos incluyen desde robos hasta actos de intolerancia religiosa.
El informe detalla que un 21% de los ataques a templos son perpetrados por delincuentes dedicados al robo menor. Un 42% corresponde a grupos organizados que buscan saquear arte sacro, mientras que el 37% son ataques motivados por discriminación religiosa e intolerancia.
Además, se reportan dos sacerdotes desaparecidos desde hace más de una década: el padre Santiago Álvarez Figueroa, desaparecido el 29 de diciembre de 2012, y el padre Carlos Ornelas Puga, desaparecido el 3 de noviembre de 2013.
Las extorsiones también representan una amenaza constante. Durante el periodo de 2018-2024 se han registrado cerca de 900 casos de extorsiones y amenazas de muerte contra miembros de la Iglesia. Los delincuentes exigen pagos de derecho de piso, mientras que a otros se les advierte que sus templos podrían ser escenario de asesinatos.
Sotelo Aguilar destacó que estos ataques buscan silenciar a sacerdotes que realizan su labor pastoral en zonas controladas por el crimen organizado. Los sacerdotes que son asesinados o torturados suelen ser difamados para justificar los ataques.
El actual gobierno de López Obrador ha implementado políticas que, si bien no han erradicado por completo la violencia, muestran una tendencia a la disminución de asesinatos en comparación con los sexenios anteriores. No obstante, el reto de proteger a los sacerdotes y templos sigue vigente, y se requiere de un esfuerzo conjunto para garantizar la seguridad de los religiosos y respetar la libertad de culto en México.