Lucio Cabañas: Traición, resistencia y legado a 50 años de su caída
A cinco décadas de la caída de Lucio Cabañas Barrientos, uno de los líderes guerrilleros más emblemáticos de México, su figura sigue siendo recordada como un símbolo de lucha contra la explotación y la desigualdad social. Víctor Cardona Galindo, cronista de Atoyac, y Arturo Miranda Ramírez, investigador y exguerrillero, rememoran la vida, la traición que enfrentó y el legado del maestro normalista que se convirtió en combatiente por el socialismo.
Cardona Galindo sostiene que la muerte de Lucio estuvo marcada por la traición. Cercado en la Sierra de Atoyac, su destino quedó sellado al aliarse con los hermanos José Isabel, Anacleto y Ezequiel Ramos, un grupo que financiaba sus actividades con la siembra de enervantes y la compra de armas en el mercado negro. Según Cardona, los Ramos entregaron a Lucio al gobierno en un supuesto intercambio para liberar a familiares detenidos, evidenciando sus conexiones con César del Ángel, integrante de la Confederación Nacional Campesina, y Fernando Gutiérrez Barrios, entonces subsecretario de Gobernación.
La noche que cayó Lucio
La noche del 1 de diciembre de 1974, José Isabel Ramos abandonó a Lucio en El Guayabillo, dejándolo solo con tres combatientes. Mientras Ramos alegaba un “mandado” al Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), Lucio aguardaba confiado, sin saber que lo estaban entregando. Poco después, las fuerzas militares lo localizaron. Según testimonios, Lucio murió en combate mientras otros dos guerrilleros fueron ejecutados y enterrados en una casa cercana. Sus restos, inicialmente llevados al panteón de El Guayabillo por los habitantes, fueron exhumados posteriormente por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y reubicados en el panteón municipal de Atoyac.
“Lucio fue un luchador incansable contra el capitalismo”, enfatiza Cardona. Aunque algunos consideran que con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se alcanzaron sus ideales, el cronista subraya que su lucha iba más allá: buscaba construir una sociedad socialista que erradicara la explotación, la pobreza y la injusticia.
Lucio en Ayotzinapa y la FECSM
Arturo Miranda Ramírez, quien compartió años de formación con Lucio en la Normal Rural de Ayotzinapa, recuerda al maestro como un líder nato. De 1956 a 1963, Cabañas fue elegido delegado de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) y secretario general de la organización, cargo que lo llevó a Hidalgo para cursar un semestre en la Escuela Normal de El Mexe. Su capacidad de organización y liderazgo marcaron el inicio de su trayectoria como referente de las luchas sociales.
La persecución de su familia
Tras su muerte, la represión no cesó. Su hija Micaela, nacida en septiembre de 1974, fue detenida apenas un mes después junto con su madre, Isabel Ayala Nava, y su abuela, Rafaela Gervacio Barrientos. Llevadas al Campo Militar Número Uno, enfrentaron la misma persecución que los familiares de otros guerrilleros.
El llamado a la memoria
Organizaciones sociales y líderes como Hilario Mesino, fundador de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, exigen a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo que los nombres de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas sean inscritos en letras de oro en el Senado de la República, reconociendo su legado en la lucha por los derechos de los marginados.
A 50 años de su muerte, las ideas de Lucio Cabañas permanecen vigentes, resonando en cada rincón donde la injusticia y la desigualdad aún persisten. Su vida y su lucha son un recordatorio de que los ideales de libertad y justicia social trascienden el tiempo.