“El Sembrador” de la educación: la historia de Bartolomé Vázquez y su pedagogía de la felicidad
Bartolomé Vázquez López, maestro tsotsil originario de Monte de los Olivos, Chiapas, ha transformado la educación indígena con una visión única que valora la niñez, la libertad y la inteligencia de sus alumnos. Con 37 años de servicio como docente en la escuela primaria bilingüe Mariano Escobedo, su enfoque pedagógico ha sido aclamado como una “pedagogía de la felicidad” que pone a los niños en contacto directo con la naturaleza y el aprendizaje libre.
Del campo a las aulas
Bartolomé, hijo de campesinos y hablante del maya tsotsil, enfrentó desde pequeño los desafíos de la desigualdad educativa. En su comunidad, el acceso escolar terminaba en cuarto de primaria. Con esfuerzo y el apoyo de su familia, logró completar la secundaria y, posteriormente, el bachillerato. Aunque su formación como técnico veterinario no le abrió oportunidades laborales, su dominio del tsotsil le permitió incursionar en la docencia, una labor que inicialmente consideró fortuita pero que terminó convirtiéndose en su pasión de vida.
“Aunque sea de maestro”, solían decirle, pero esa oportunidad marcó el inicio de una carrera dedicada a transformar vidas. Para Bartolomé, ser maestro no es solo enseñar, sino acompañar a los niños en el descubrimiento del mundo desde su cultura, sus emociones y su conexión con el entorno.
Una educación sin barrotes
La escuela Mariano Escobedo se convirtió en un modelo educativo diferente, donde el aprendizaje surge del juego y la naturaleza. “Hay que encontrar lo que une a los niños”, explica Bartolomé. Las emociones juegan un papel crucial: desde la frustración hasta los momentos de alegría cuando un niño comprende un concepto. “Todo es un proceso. La felicidad en el aula es como un ecualizador, sube y baja, pero siempre nos deja algo”.
Su metodología y compromiso han trascendido fronteras gracias al documental El sembrador: educación y esperanza, dirigido por Melissa Elizondo Moreno. Este trabajo ha recibido premios en festivales de cine como el Festival Internacional de Cine de Morelia y ONE Country ONE Film en Francia. A través del filme, su filosofía ha llegado a docentes de todo el país, inspirando nuevas formas de enseñar.
Un modelo para replicar
Bartolomé sueña con que su enfoque educativo llegue a más escuelas, incluidas las urbanas. “Depende de con qué eres feliz”, asegura, subrayando que no se necesita riqueza material, sino aprovechar lo que se tiene. Sin embargo, reconoce que transformar el sistema educativo no es tarea fácil. Aunque la Nueva Escuela Mexicana promueve la creatividad docente, muchos maestros aún se sienten atados a las viejas prácticas.
Para Bartolomé, la clave está en comprender la naturaleza de los niños. “No se puede educar a un niño que solo está sentado. Su energía y curiosidad son parte esencial de su crecimiento, y el rol del maestro es acompañarlo en su exploración”.
La historia de Bartolomé Vázquez López es un testimonio de cómo la educación puede ser una herramienta para el cambio social y cultural, mostrando que la verdadera riqueza está en el conocimiento, la conexión y la felicidad compartida.