Crisis ambiental en Jalisco por desechos de vinaza: impacto en cuerpos de agua y falta de regulación
La vinaza, un residuo altamente contaminante generado durante la destilación del agave en la industria tequilera, ha sido desechada en cuerpos acuáticos de Jalisco durante años, sin que las autoridades hayan implementado medidas regulatorias efectivas. Esta sustancia, con un elevado contenido de materia orgánica, alta demanda química de oxígeno y un pH bajo, se ha convertido en un grave problema ambiental que afecta ríos y arroyos en regiones como Valles y Altos de Jalisco, con consecuencias para la fauna y el uso de agua en comunidades locales.
En un recorrido realizado por el equipo de La Jornada, se confirmó que destilerías en la localidad de Tequila, como las de la familia Orendain y otras empresas como La Arenita y La Mexicana, descargan vinaza en arroyos sin procesar, afectando particularmente al arroyo Atizcoa, situado en la calle Tabasco de Tequila. Esta práctica ha continuado por años mediante canales al aire libre, lo que ha causado la muerte de peces y otras especies acuáticas en un cauce que antes se utilizaba para riego en los hogares de la zona. Las autoridades ambientales han hecho poco para fiscalizar o sancionar a las empresas responsables, según los testimonios de los habitantes de la región.
El alto costo de las plantas de tratamiento, que requieren una inversión inicial de millones de pesos además de gastos constantes en mantenimiento, personal capacitado y energía eléctrica, ha sido la principal justificación de los productores para no adoptar sistemas de tratamiento de vinaza. La trasnacional japonesa Casa Sauza, propiedad de Suntory, ha afirmado en informes que diluye sus emisiones antes de vertirlas en el arroyo Atizcoa. Sin embargo, argumenta que la contaminación existente en el arroyo se debe a otras destilerías y a la población en general.
Además, la crisis ambiental derivada de estos residuos no es nueva ni se limita a una sola región. En 2021, en Ayotlán, Jalisco, colapsó una estructura de secado de vinazas, lo que provocó el derrame de millones de litros en el arroyo Las Ánimas. Esta contaminación afectó a la presa de San Onofre y derivó en la muerte de al menos 100 toneladas de peces, dejando a los pescadores locales sin recursos y con cuerpos de agua en estado de putrefacción. Una situación similar ocurrió en 2011 en la Sierra de Amula, cuando se registró una muerte masiva de peces en el río Tuxcacuesco debido a una concentración de vinaza en sus aguas.
En este contexto, es notable la influencia de empresarios de la industria en la política local. Francisco Xavier Orendain de Obeso, integrante de una familia de empresarios vinculados al sector tequilero, fue nombrado en 2018 como coordinador general estratégico de Crecimiento y Desarrollo Económico de Jalisco, bajo el gobierno de Enrique Alfaro, del partido Movimiento Ciudadano (MC). Su hermano, Rafael Orendain Parra, también ha ocupado cargos públicos dentro de administraciones de MC, lo que, según activistas, podría explicar la falta de acciones concretas contra la industria tequilera en relación con el manejo de desechos.
Frente a la crisis, el gobernador Enrique Alfaro reconoció en 2022 la gravedad de la contaminación por vinazas y prometió inaugurar la primera planta pública de tratamiento de estos desechos antes del fin de su mandato, en diciembre de 2023. Según sus declaraciones, el tratamiento de vinazas tendrá un costo para las empresas, aunque aseguró que las tarifas serán accesibles para facilitar su adopción.
Mientras tanto, la producción de tequila sigue aumentando y, con ella, el volumen de vinaza. En 2023, se generaron alrededor de 600 millones de litros de tequila, lo que representa un impacto ambiental de al menos 6 mil millones de litros de vinaza, de los cuales se desconoce cuántos han recibido tratamiento adecuado.