Coneval Expone Desigualdades en Educación Superior para Población Indígena y Zonas Rurales
El reciente Estudio Diagnóstico del Derecho a la Educación 2024 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) revela profundas desigualdades en el acceso a la educación superior y denuncia los retos estructurales que enfrentan los hablantes de lenguas indígenas (HLI), personas en pobreza extrema, y habitantes de zonas rurales en México. Entre las cifras más alarmantes, el estudio subraya que solo el 9.4% de la población hablante de lengua indígena ha alcanzado estudios superiores, frente al 35.9% de quienes no pertenecen a este grupo.
Este bajo índice de acceso a la educación superior en la población indígena responde a una baja cobertura de servicios educativos en niveles críticos y en particular para los sectores más vulnerables. Coneval enfatizó que además de los hablantes de lenguas indígenas, los jóvenes de bajos recursos y las personas con discapacidad enfrentan barreras adicionales que limitan el derecho a la educación y su desarrollo profesional.
La situación se agrava con la persistencia de brechas que aumentan con el avance educativo. Para aquellos situados por debajo de la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos (LPEI), la diferencia en la asistencia escolar alcanza 14 puntos porcentuales en el nivel superior en comparación con quienes están por encima de esta línea, marcando una clara desventaja económica. Estas brechas también afectan a los niveles de preescolar, primaria y secundaria, aumentando conforme se avanza en las trayectorias educativas. La falta de recursos limita severamente el acceso a oportunidades académicas y a un crecimiento social y laboral adecuado para estos sectores.
El rezago educativo y el analfabetismo en comunidades rurales y en adultos mayores que hablan lenguas indígenas son también problemáticas persistentes. En 2022, 46.4% de los hablantes de lenguas indígenas y 44.8% de las personas con discapacidad no habían completado su educación básica, una tendencia que también afecta al 31.4% de quienes viven en localidades rurales.
Por otro lado, la infraestructura escolar deficiente en escuelas indígenas, comunitarias, multigrado y telesecundarias ha repercutido directamente en el rendimiento académico de sus estudiantes. En la Prueba Planea de 2018, entre 70% y 80% de los alumnos de escuelas indígenas y comunitarias alcanzaron únicamente el nivel de logro mínimo, sin reportarse puntajes sobresalientes. Para 2019, el 42.5% de los alumnos de telesecundarias obtuvieron resultados insuficientes en comprensión y comunicación, frente al 32.8% en el promedio nacional.
Un factor estructural que obstaculiza la calidad educativa en estas instituciones es la falta de docentes de planta, pues muchas escuelas comunitarias solo cuentan con educadores comunitarios, y en las escuelas multigrado un solo docente debe atender a varios grupos.
Coneval advierte también sobre los altos índices de abandono y la interrupción de las trayectorias educativas en México. En 2022, aunque la cobertura educativa alcanzó el 94.3% en niños de 6 a 11 años, esta cifra desciende a 83.6% en el grupo de 12 a 14 años y cae drásticamente a 67.2% en jóvenes de 15 a 17 años.
Ante este panorama, el Coneval recomienda una estrategia integral para atender las deficiencias y brindar apoyo prioritario a las escuelas de bajo rendimiento. Además, propone fortalecer los factores asociados al aprendizaje para fomentar un acceso equitativo a la educación de calidad, especialmente en los sectores más desprotegidos. Esta evaluación plantea que mejorar las oportunidades educativas en las comunidades indígenas y en las zonas rurales es crucial para reducir las desigualdades, garantizar el desarrollo integral de todos los mexicanos y hacer efectivo el derecho a la educación en el país.