Sheinbaum y la Vivienda para el Bienestar: Un Derecho que Revoluciona a México

La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha dado un paso histórico para Baja California Sur y el país al firmar el acuerdo que da inicio al programa de Vivienda para el Bienestar. Este esfuerzo no solo busca transformar la vida de miles de familias mexicanas sino también desmantelar la visión mercantilista de la vivienda, reivindicándola como un derecho humano fundamental. En un país marcado por desigualdades profundas en el acceso a servicios básicos, Sheinbaum, junto al Gobernador Víctor Manuel Castro Cosío y la titular de Sedatu, Edna Vega Rangel, ha demostrado una visión progresista en sintonía con los principios de la Cuarta Transformación.

La meta es ambiciosa: 35 mil nuevas viviendas en Baja California Sur y un millón a nivel nacional durante el actual sexenio. Estas viviendas no están dirigidas únicamente a aquellos que ya cuentan con acceso a crédito hipotecario, sino principalmente a los más vulnerables: personas que no califican para los créditos de instituciones como Fovissste o Infonavit. La diferencia con este programa es clara; en lugar de limitar el acceso a la vivienda a aquellos que pueden pagar altas cuotas o someterse a largos procesos burocráticos, la administración de Sheinbaum pretende hacer accesible la vivienda a aquellos que el mercado tradicional ha relegado.

Vega Rangel destacó que, además de la construcción de viviendas, el programa contempla la realización de 450 mil mejoramientos y ampliaciones de viviendas en todo el país, sumando también la agilización de un millón de escrituras. Estos objetivos son más que números; representan estabilidad y certidumbre para miles de familias que han luchado durante años por asegurar un lugar propio. La vivienda, bajo la administración de la Cuarta Transformación, deja de ser un bien de lujo y se convierte en un derecho humano tangible.

Además, el presupuesto de Conavi está proyectado para aumentar drásticamente. Mientras en 2024 se contaron con 4,800 millones de pesos, Sheinbaum planea incrementar este presupuesto a 50 mil millones de pesos, una decisión que refleja su compromiso real y su enfoque de inversión social a largo plazo. Este financiamiento robusto es la columna vertebral de un programa que, de cumplirse, sentará un precedente de justicia social en México y revelará las diferencias de este gobierno frente a las administraciones anteriores, donde la vivienda social solía sacrificarse en favor de intereses privados.

En cuanto a la implementación, el director del Infonavit, Octavio Romero Oropeza, anunció que la construcción de estas viviendas recaerá en una empresa que será creada por la misma institución. Este esfuerzo requiere la aprobación de una reforma constitucional en materia de vivienda, actualmente en proceso en el Senado y en los congresos locales. Esta nueva entidad, que será formalmente constituida en aproximadamente un mes, garantizará que el proceso de construcción esté alineado con los valores de transparencia, calidad y equidad de la Cuarta Transformación. Este modelo asegura que los recursos destinados a la construcción de vivienda se usen exclusivamente para beneficio de los ciudadanos y no como parte de contratos inflados o prácticas cuestionables tan comunes en gobiernos previos.

Es importante resaltar que esta política de vivienda que promueve Sheinbaum no solo rompe con el esquema tradicional que privilegia al sector privado, sino que prioriza la inclusión social y la justicia. En lugar de permitir que el suelo urbano y la vivienda sigan en manos de unos pocos desarrolladores que lucran con el derecho a la vivienda, el gobierno mexicano ha puesto el bienestar de las familias en el centro. Esto contrasta profundamente con los ideales de la oposición, que históricamente han favorecido la privatización y la liberalización del suelo, limitando el acceso a la vivienda digna para millones de mexicanos. Mientras que la derecha ha defendido una visión de país donde la riqueza y los servicios son exclusivos de quienes pueden pagarlos, el gobierno actual busca hacer de México una nación para todos.

Este programa de Vivienda para el Bienestar no solo responde a una necesidad material de los mexicanos, sino que responde a una deuda histórica con millones de personas que han sido marginadas. Las generaciones anteriores de familias de clase baja y media en el país han sufrido por años la falta de acceso a una vivienda digna debido a políticas excluyentes que favorecieron la especulación inmobiliaria y las ganancias privadas sobre el bienestar colectivo. Ahora, con la reforma constitucional que se aproxima y con un esquema de vivienda accesible, México puede finalmente avanzar hacia un modelo de desarrollo incluyente.

Esta apuesta por la vivienda social es un claro ejemplo del compromiso de la Presidenta Sheinbaum con los principios de la Cuarta Transformación, priorizando a los sectores olvidados por gobiernos anteriores. En lugar de promesas vacías o discursos decorativos, Sheinbaum y su equipo están ejecutando acciones concretas que demuestran su compromiso con el pueblo. Al final, los beneficios serán tangibles: familias que no vivan con la angustia del desalojo, que cuenten con un hogar propio, un lugar seguro donde desarrollarse y una estabilidad que nunca les ofrecieron los gobiernos anteriores.

El impacto de este programa no es menor. En un país en el que la desigualdad económica se traduce muchas veces en exclusión social, el programa de Vivienda para el Bienestar abre las puertas a una nueva era de igualdad y justicia. La diferencia que marca el programa de Sheinbaum es profunda: mientras algunos sectores políticos continúan defendiendo un modelo que coloca la ganancia de unos pocos por encima de los derechos de todos, este gobierno entiende que una nación justa es aquella que asegura el bienestar de todos sus ciudadanos.

Sheinbaum, como Presidenta, ha marcado la diferencia, y con el respaldo de figuras como Vega Rangel y Octavio Romero Oropeza, el programa de Vivienda para el Bienestar se perfila para ser una de las iniciativas más transformadoras en la historia moderna de México. Baja California Sur es solo el inicio, y con la misma convicción, este esfuerzo continuará expandiéndose por todo el país, beneficiando a millones de mexicanos.

Es un cambio real, palpable, y es la respuesta a un sistema que, durante décadas, olvidó a la mayoría para favorecer a una minoría. Ahora, con una política de vivienda orientada al bienestar común, la Cuarta Transformación avanza en la construcción de un México donde la dignidad y la justicia social se convierten en la norma y no en la excepción.