Ken Salazar y empresarios regresan a Palacio Nacional en nuevo capítulo de relaciones con Sheinbaum

El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, volvió a Palacio Nacional por primera vez desde el fin del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, luego de que su relación con el expresidente se viera afectada por lo que AMLO calificó como “intromisiones inadmisibles” en asuntos internos. Esta vez, Salazar ingresó por la calle de Moneda, lejos del trato privilegiado que recibió durante gran parte de su gestión.

En medio de un evento que reunió a decenas de empresarios de México y Estados Unidos, el peculiar sombrero del embajador lo hizo inconfundible, y de inmediato atrajo la atención de los medios de comunicación. Sin embargo, Salazar fue evasivo ante las preguntas sobre su tensa relación con López Obrador en los últimos meses de su mandato. Ante cuestiones sobre la reforma judicial y si había podido despedirse del expresidente, Salazar optó por esquivar las respuestas, prefiriendo centrarse en temas menos conflictivos. Apenas mencionó que lo importante de la jornada era reafirmar la intensa relación comercial entre ambos países.

A través de un comunicado de prensa, el embajador destacó que la reunión de alto nivel con la presidenta Claudia Sheinbaum, en compañía de los empresarios, fue productiva y permitió delinear una agenda futura que refleja las prioridades compartidas entre México y Estados Unidos. Salazar afirmó que se discutieron temas clave para la integración económica bilateral, resaltando el compromiso de ambas naciones por consolidar a América del Norte como una potencia económica global, lo cual, según él, beneficia a los pueblos de ambos países.

El retorno de Salazar a Palacio Nacional marca el fin, de facto, de la “pausa” en su relación con el poder presidencial mexicano, tras los desacuerdos que marcaron los últimos meses de su interacción con López Obrador. En este nuevo contexto, la relación con la administración de Sheinbaum parece enfocarse en la cooperación económica y el fortalecimiento de lazos comerciales, dejando atrás los episodios de tensión diplomática.

Además de Salazar, otro rostro familiar que volvió a aparecer en Palacio Nacional fue el del empresario Claudio X. González padre, quien durante el sexenio obradorista había quedado relegado. Acudió a la primera reunión de alto nivel con Sheinbaum, un evento que muchos consideran clave para la construcción de confianza entre el nuevo gobierno y el sector empresarial.

Al salir de la reunión, González padre expresó optimismo sobre el mensaje de la presidenta Sheinbaum, destacando que transmitió certeza para la inversión. “Yo creo que fue un muy buen mensaje, muy bien balanceado, buscando revisar el Tratado de Libre Comercio de manera adecuada”, comentó. También aseguró que, a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez no se sintió aislado o ignorado por el gobierno, lo que sugiere un cambio en la relación entre el sector empresarial y la nueva administración.

Este encuentro marca un punto de inflexión en las relaciones entre el gobierno de México y los empresarios, tanto nacionales como internacionales. Con Sheinbaum al frente, parece abrirse una etapa de diálogo y colaboración que contrasta con la tensión vivida en el sexenio anterior, en especial en el ámbito de las relaciones con Estados Unidos y la inversión extranjera.