Desbordamiento del río Balsas deja devastación en Michoacán: 1,300 personas afectadas y cientos de viviendas colapsadas
El estado de Michoacán ha sido testigo de una devastadora situación tras el paso del ciclón John, que provocó el desbordamiento del río Balsas, afectando gravemente a más de 1,300 personas en el municipio de Huetamo. El saldo hasta el momento indica la destrucción total de 300 viviendas en 14 pequeñas localidades, dejando a cientos de familias en una situación crítica.
El impacto más fuerte se sintió en la comunidad de Tzirícuaro, que cuenta con 789 habitantes dedicados en su mayoría a la agricultura y ganadería. Las aguas del Balsas inundaron por completo 120 casas y afectaron cerca de 100 hectáreas de cultivos. Aunque, afortunadamente, no se reportaron personas lesionadas, las pérdidas de animales de cría fueron significativas, ya que el agua subió rápidamente y no permitió el rescate de al menos mil cerdos que murieron ahogados, según informó Leticia Mendoza, miembro de la coordinación de Protección Civil municipal.
Por su parte, San Jerónimo, un pequeño pueblo de aproximadamente 900 habitantes, también sufrió graves consecuencias. Las inundaciones provocaron el colapso de 145 viviendas, con niveles de agua que superaron el metro y medio de altura. No es la primera vez que esta localidad enfrenta una tragedia de este tipo, pues en 2013, con el huracán Manuel, ocurrió una situación similar que destruyó cientos de hogares.
En Charácuaro, con 235 habitantes, al menos 20 viviendas colapsaron por el impacto del desbordamiento, sumándose a las afectaciones en rancherías más pequeñas como Corupo, Capeo, Conguripo, Arroyo Seco, Santa Rita, Coenandio, San Pedrito y el Huizachal. La carretera que conecta Huetamo con Churumo sigue intransitable debido a las inundaciones, dificultando aún más el acceso a las áreas afectadas.
A pesar de que el nivel del río Balsas ha vuelto a su cauce, las localidades afectadas permanecen cubiertas de lodo y destrucción, lo que supone un desafío adicional para la recuperación. Las autoridades, junto con Protección Civil municipal y estatal, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional y equipos de rescate, trabajan incansablemente en la limpieza de las zonas afectadas. Además, la Secretaría de Salud ha desplegado brigadas médicas para atender a los enfermos y ha iniciado labores de fumigación para prevenir brotes de dengue, una enfermedad que ha registrado 4,500 casos en todo Michoacán este año.
Como respuesta inmediata a la tragedia, se han instalado 19 albergues en diferentes puntos elevados de las localidades afectadas, utilizando capillas, escuelas y otros espacios públicos. Estos refugios han servido como centros de acopio de víveres y como lugares de distribución de despensas y comidas, que se reparten tres veces al día a los damnificados.
La solidaridad de los habitantes de otras ciudades y municipios ha sido notable, aportando ayuda a los afectados. Sin embargo, Leticia Mendoza subrayó que el camino hacia la recuperación es largo, pues las comunidades afectadas necesitan reconstruir sus viviendas, restablecer sus medios de subsistencia y reactivar la economía local tras haberlo perdido todo.
La tragedia que ha dejado John en Michoacán no solo representa la pérdida material para miles de personas, sino también un reto para la coordinación y respuesta de las autoridades locales y estatales, quienes trabajan de la mano para devolver la normalidad a esta región afectada por los embates de la naturaleza.