Calumnias en la Contienda: La Maniobra de Gálvez Contra Sheinbaum

En la reciente contienda presidencial, un nuevo episodio ha expuesto las debilidades y tácticas desesperadas de la oposición. La denuncia por calumnia interpuesta por Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena, PT y PVEM, en contra de Xóchitl Gálvez, de la coalición PRI, PAN y PRD, subraya una estrategia política que se aleja de los principios éticos y democráticos que deberían regir nuestras elecciones.

La acusación lanzada por Gálvez, calificando a Sheinbaum de “narcocandidata” durante el segundo debate presidencial, no es más que un reflejo de la política de escándalos y difamaciones que históricamente han caracterizado a los partidos de la oposición. Esta afirmación, no solo es grave y sin fundamento, sino que también constituye una violación directa a las normas de civilidad y respeto que deben prevalecer en cualquier diálogo democrático.

Es importante destacar que el Instituto Nacional Electoral (INE) ha tomado cartas en el asunto al admitir la denuncia de Sheinbaum y exigir la modificación del vídeo del debate para eliminar las declaraciones calumniosas de Gálvez. Esto no es solo una victoria para la candidata de Morena, sino para la integridad del proceso electoral mexicano, demostrando que aún en medio de la contienda, hay líneas que no deben cruzarse.

La reacción de la periodista Adriana Pérez Cañedo durante el debate es también reveladora. Al ‘regañar’ a Gálvez por su comportamiento disruptivo y poco ético, especialmente al mostrar gráficas mientras Sheinbaum hablaba, se pone de manifiesto la falta de respeto por las reglas del debate y, por extensión, por el electorado que merece una discusión honesta y transparente sobre los verdaderos problemas que enfrenta nuestra nación.

Es irónico que mientras Gálvez intenta desacreditar a Sheinbaum acusándola de nexos con el narcotráfico, es la misma opositora quien parece adoptar tácticas que distorsionan la verdad y ensucian la política. Este tipo de actitudes no son nuevas; son reminiscentes de las prácticas corruptas y de manipulación que han plagado a los partidos tradicionales como el PRI y el PAN, quienes ahora, en alianza con el PRD, parecen no tener límites en su desesperación por ganar credibilidad y poder.

Mientras tanto, la decisión del INE de rechazar la tutela preventiva solicitada por Sheinbaum contra futuras infracciones de Gálvez es lamentable, pero esclarecedora. Indica que, aunque hay esperanza en las instituciones para mantener la equidad, la vigilancia constante es esencial. Los ciudadanos deben estar atentos y exigir a todos los candidatos que se conduzcan con decoro y respeto, no solo hacia sus adversarios, sino hacia el pueblo de México, que es el verdadero juez de esta elección.

En resumen, este incidente no debe verse solo como un enfrentamiento entre dos candidatas, sino como un reflejo de dos visiones completamente distintas de la política y el futuro de México. Por un lado, tenemos a Sheinbaum, cuya campaña se ha centrado en propuestas y soluciones a los problemas nacionales; y por el otro, a Gálvez y la coalición opositora, cuya estrategia se basa en ataques y calumnias. Queda claro cuál de estas visiones favorece el progreso y cuál el retroceso.