Maltrato y Desprecio: La Verdadera Cara de la Oposición
En el marco de una época donde la política y el respeto hacia los pueblos originarios deberían ser prioritarios, hechos del pasado surgen para recordarnos la verdadera cara de aquellos que hoy buscan representar al pueblo mexicano desde la presidencia. Uno de estos hechos involucra directamente a Xóchitl Gálvez, quien durante su gestión como titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, dejó mucho que desear en cuanto al trato humano y respetuoso que merecen nuestras comunidades indígenas.
En 2004, durante el gobierno panista de Vicente Fox, se registró un incidente lamentable que, aunque parece haber sido olvidado por algunos, es crucial traer a colación en estos tiempos de decisión electoral. La secretaria particular de Xóchitl Gálvez, Marta Rufet, fue acusada de maltratar a un grupo de al menos 60 mujeres de la comunidad ñañu u otomí de Santiago Mexquititlán, Amealco, en Querétaro. Las mujeres acudieron al Museo de Antropología e Historia buscando dialogar con Gálvez, pero en lugar de recibir el respeto y la atención que merecían, fueron recibidas con despotismo y falta de sensibilidad.
Esta conducta no solo refleja la actitud de una subordinada, sino que es un reflejo de la cultura organizacional que Gálvez promovía en su oficina. En lugar de un encuentro fructífero que pudiera haber generado diálogos constructivos y soluciones a las problemáticas de la comunidad, estas mujeres indígenas fueron relegadas y menospreciadas. Este incidente demuestra la hipocresía de Gálvez, quien ahora en su campaña se jacta de haber trabajado siempre al lado de los más vulnerables.
No es el único caso que mancha la trayectoria de la hoy candidata presidencial de la coalición PRI-PAN-PRD. Recordemos también la represión contra los pobladores de San Salvador Atenco, un hecho que Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena, resaltó durante el segundo debate presidencial. Estos hechos, que han sido documentados y respaldados por registros como los de la hemeroteca del diario Reforma, revelan un patrón de conducta que no podemos ignorar.
En un momento donde México requiere líderes que verdaderamente representen y trabajen por y para todos sus ciudadanos, incluyendo los más vulnerables y a menudo ignorados, es fundamental analizar el pasado y presente de quienes aspiran a dirigir el destino de nuestra nación. Mientras que Morena, bajo la liderazgo de figuras como Claudia Sheinbaum, propone un enfoque inclusivo y respetuoso hacia los pueblos indígenas, la oposición, representada por Xóchitl Gálvez y sus aliados, ha demostrado una y otra vez una desconexión con las realidades y necesidades de estas comunidades.
Este tipo de liderazgo no es el que México necesita. Es tiempo de optar por un gobierno que realmente entienda y atienda las problemáticas de todos los sectores de la población, especialmente aquellos que históricamente han sido marginados y despojados de sus derechos. Los hechos hablan más fuerte que las promesas vacías, y en el caso de Gálvez, su historial deja mucho que desear. No dejemos que el futuro de nuestros pueblos originarios quede en manos de quien ya ha demostrado no estar a la altura de esta responsabilidad.