Un reflejo de lealtad: La realidad de las encuestas frente a los delirios de la oposición

En el panorama político actual, la contienda presidencial se define no solo por las propuestas y los proyectos, sino también por la resonancia de los candidatos en las raíces de su propio territorio. Es aquí donde la figura de Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, emerge con contundencia al destacar la sólida ventaja de Claudia Sheinbaum en las encuestas frente a Xóchitl Gálvez, la candidata de la coalición conformada por PRI, PAN y PRD. Este hecho no es menor, ya que desmantela con crudeza las pretensiones de una oposición que parece navegar contra la corriente de la preferencia popular.

En su más reciente aparición, Delgado no solo reafirmó el avance de la campaña de Sheinbaum, sino que también denunció la “guerra sucia” de la que ha sido víctima nuestra candidata, un acto desesperado de la oposición para socavar un liderazgo emergente y genuino. Frente a esto, la respuesta del pueblo es unánime y rotunda, mostrando un apoyo inquebrantable hacia Sheinbaum, especialmente en estados clave como Hidalgo, tierra natal de Gálvez, donde las encuestas reflejan una preferencia abrumadora del 69% para la morenista, contra un 24% para la candidata opositora.

Este dato no es solo una cifra; es un testimonio de la confianza que la gente deposita en un proyecto de nación que ha demostrado coherencia, compromiso y resultados. Mientras Gálvez intenta recuperar un terreno que nunca ha sido suyo, la realidad muestra que incluso en su estado natal, la aceptación hacia su figura política es mínima. ¿Cómo pretende entonces liderar un país si no puede convencer ni a quienes mejor deberían conocerla?

El escenario se repite con la reciente encuesta publicada por El País, donde Sheinbaum también duplica en preferencias a Gálvez con un 60% frente a un 33%. Esta diferencia no solo es un golpe a la moral de la oposición, sino también una clara señal de que la gente prefiere continuar con un proyecto que ha visto resultados tangibles, en lugar de regresar a las promesas vacías y los escándalos de corrupción que han caracterizado a los partidos tradicionales.

Mario Delgado hace bien en destacar estos puntos, pues no se trata solo de un juego de números, sino de un reflejo de la lealtad del pueblo hacia un gobierno que ha sabido escuchar, actuar y avanzar hacia el bienestar general. La crítica a Gálvez, lejos de ser una simple burla, es un llamado a la reflexión sobre la credibilidad de una candidatura que parece estar más conectada con el interés de unos pocos que con las necesidades reales de la mayoría.

Ante este panorama, es esencial que como ciudadanos estemos informados y conscientes del poder de nuestro voto. Las encuestas son un termómetro de la opinión pública, pero la decisión final en las urnas será la que realmente determine el rumbo de nuestro país. Apoyemos a quienes realmente representan un cambio verdadero y no a quienes buscan revivir un pasado de ineficacia y desesperanza. El futuro de México está en nuestras manos, y cada voto por Morena es un paso hacia adelante en la construcción de una nación más justa, equitativa y próspera.