México exige expulsión de Ecuador de la ONU por agresión diplomática
En un movimiento sin precedentes, el Gobierno de México, liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha solicitado formalmente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que Ecuador sea expulsado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta drástica medida surge como respuesta a la reciente agresión violenta contra la embajada mexicana en Quito, incluyendo a su personal diplomático, un hecho que la Cancillería mexicana considera una violación flagrante de los principios del derecho internacional.
Durante la conferencia de prensa diaria en Palacio Nacional, la canciller Alicia Bárcena explicó que la demanda interpuesta busca que Ecuador no solo se disculpe públicamente sino también admita las violaciones a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que protege la inviolabilidad de los locales diplomáticos. Además, el Gobierno mexicano pretende que este caso sirva como un fuerte precedente para que ningún Estado o nación infrinja nuevamente las normas internacionales de esta magnitud.
“Estamos poniendo a prueba el sistema multilateral. Lo que buscamos es evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro”, afirmó Bárcena, subrayando la importancia de establecer un precedente claro y firme ante la comunidad internacional.
El consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Alejandro Celorio, detalló que la “Solicitud de inicio de procedimiento” ante la CIJ está fundamentada en las acciones que el gobierno de Ecuador, bajo la presidencia de Daniel Noboa, tomó contra la embajada mexicana, incluyendo la detención dentro de la misma del ex presidente ecuatoriano Jorge Glas, a quien México aún considera un asilado político. Esto, según Celorio, representa una violación directa a las convenciones interamericanas sobre asilo.
En respuesta a preguntas sobre posibles consecuencias directas para el presidente Noboa, Bárcena no descartó la posibilidad de interponer acusaciones de tipo penal contra funcionarios ecuatorianos involucrados en la agresión, señalando que “Ecuador y su propio pueblo tendrán que decidir cuál es el futuro político de Noboa”.
El presidente López Obrador también abordó las críticas internas y el apoyo minoritario que algunos mexicanos han mostrado hacia Ecuador, describiendo estas actitudes como parte de un conservadurismo histórico que ocasionalmente favorece intereses extranjeros. Reafirmó su compromiso con la libertad de expresión y negó cualquier acción contra Mónica Palencia, ministra de Gobierno de Ecuador y mexicana naturalizada ecuatoriana, a pesar de su implicación en los eventos.
Este caso no solo es un punto de inflexión en las relaciones diplomáticas entre México y Ecuador, sino también un momento definitorio para la estructura y eficacia del sistema multilateral en el manejo de las relaciones internacionales y el respeto a la ley internacional. La comunidad internacional ahora espera la respuesta de la CIJ y las implicaciones que este veredicto podría tener para el futuro de las normas diplomáticas globales.