Se recarga la alianza en Coahuila y el Estado de México
Las posibilidades de que se confirmen las alianzas del PRI, PAN y PRD en Coahuila y el Estado de México avanzan. Más allá de las diferencias que generó la reforma a la Constitución para prolongar la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, los incentivos para caminar unidos en la coyuntura electoral son cada día más evidentes.
Los más interesados son los militantes locales, quienes están evaluando que la pelea con Morena será intensa y que lo último que se necesita es la división del voto.
Tan alta es la disposición, que liderazgos panistas y perredistas estarían dispuestos a acompañar la postulación de Manolo Jiménez en Coahuila y de Alejandra Del Moral en el Estado de México para las gubernaturas.
La lógica y el espacio del acuerdo es el siguiente: al ser gobierno y tener más fuerza en esas entidades, le tocaría al priísmo la mano para las postulaciones, siempre que estas sean competitivas y, por ello, con posibilidades de triunfo.
Es el primer trazo de un compromiso que, por necesidad, tiene que ser más amplio e incluir las ventajas que tendría el PAN en dos posiciones claves, las candidaturas a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y la de la Presidencia de la República en 2024.
Una solución así, que parte de los números y análisis del momento, parecería razonable si se pondera que la situación puede variar en el entendido que un polo opositor requiere de aspirantes poderosos, que puedan tener éxito y que no añadan complejidad a un escenario que ya de suyo es difícil.
En términos llanos, se están comprando futuros, pero con la claridad del nivel de riesgo que ello implica. Nadie puede prever el futuro, pero el pasado deja lecciones muy claras sobre lo que ocurre cuando se piensa sólo de modo cortoplacista.
En el caso de Coahuila, la situación parece alineada en favor del secretario de Desarrollo Social. Jiménez tiene varios factores a su favor, entre ellos, que lo respalda el gobernador Miguel Riquelme, que está bien colocado en las encuestas y que se logró un acuerdo inicial con otros aspirantes.
En particular es interesante el caso del diputado del PRI Jericó Abramo, quien ha buscado la candidatura desde hace tiempo, y era un contrincante muy serio, pero que al parecer estaría dispuestos a dar un paso al costado, pero seguramente a cambio de posiciones en el futuro, que podrían consistir en buscar una senaduría.
El priísmo de Coahuila tiene la experiencia para ponerse de acuerdo. Lo hicieron a lo largo de los años y hasta ahora les funcionó.
En el Estado de México, hay un acuerdo central: no dejar que Delfina Gómez se convierta en la gobernadora. En los partidos que estuvieron alineados en Va por México, se tiene un diagnóstico más que preciso de la catástrofe que significaría una derrota para ellos.
Entienden que la operación del gobierno federal será intensa y tienen medida la fuerza de los grupos del morenismo mexiquense y en particular la de los texcocanos de Higinio Martínez. No es casual que la operación electoral esté en manos de Horacio Duarte y por una decisión de Palacio Nacional.
Es ahí, donde el oficio del diputado local del PAN, Enrique Vargas, está jugando una tarea importante, buscando que las posibilidades de una alianza se mantengan. Conoce su estado y seguramente participará de modo destacado, cualquiera que sea la derivación de acuerdos que, más vale tenerlo en cuenta, todavía tienen que ser amarrados.
Una variable, por demás importante, es que el gobernador Alfredo Del Mazo está trabajando en favor de su partido y nada indica que dejará de hacerlo.
Para nadie escapa, que lo que ocurra con la Reforma Electoral puede convertirse en un factor de impulso o de resistencia. Por lo pronto, las señales que ha dado el PRI es que no aprobará la iniciativa del presidente López Obrador y parece que actuarán en ese sentido.
En el PRI debieron estar evaluando el costo y beneficio de sumarse a un planteamiento de esa naturaleza y la balanza se inclinó en favor del INE y, por ello, de los acuerdos a nivel estatal con el PAN y el PRD.
Es más, la asistencia de Alejandro Moreno y de Rubén Moreira a las movilizaciones del domingo, fortalecen esa hipótesis.
Julián Andrade