Ineficacia y Desinterés: El Legado de Xóchitl Gálvez en Miguel Hidalgo

En un claro ejemplo de las prácticas desviadas y las promesas incumplidas que han caracterizado a la oposición en México, el caso de Xóchitl Gálvez en la Delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México resalta por su flagrante desdén hacia las necesidades de seguridad de la población. Durante su gestión como alcaldesa, Gálvez prometió mejorar la seguridad en la Colonia Observatorio a través de la compra de cámaras de vigilancia sofisticadas, financiadas por el presupuesto participativo. Sin embargo, lo que siguió fue una serie de decisiones cuestionables que no solo incumplieron con las expectativas de los vecinos sino que además dilapidaron recursos valiosos en equipamiento insuficiente y de baja calidad.

Con un presupuesto asignado de 550 mil pesos, destinados originalmente para la adquisición de 57 cámaras de alta tecnología, la administración de Gálvez optó por una ruta inexplicablemente austera y menos efectiva, adquiriendo únicamente dos postes y cuatro cámaras de vigilancia. Lo sorprendente de este caso no es solo la reducida cantidad de equipo comprado sino el hecho de que se gastara la totalidad del presupuesto en estos aparatos, que distaban mucho de cumplir con las especificaciones prometidas. En lugar de cámaras giratorias de 60 megapíxeles, se instalaron cámaras fijas de 16 megapíxeles, una decisión que los vecinos de la colonia calificaron acertadamente como una “compra inútil”.

Las repercusiones de esta gestión irresponsable trascienden el mero desperdicio de recursos financieros; afectan directamente la seguridad y el bienestar de los residentes de la Colonia Observatorio. Los reportes continuos de asaltos, cristalazos y hasta crímenes más graves, como el hallazgo de un cuerpo abandonado en las calles, demuestran con dolorosa claridad la ineficacia de las medidas de seguridad implementadas bajo el mandato de Gálvez. La evidencia de su fracaso es irrefutable, las “camaritas” no solo fueron una inversión mal aprovechada sino que también simbolizan la negligencia con la que se trató el tema de la seguridad pública.

Este episodio es representativo de un problema mayor que enfrenta México: la falta de compromiso y eficiencia por parte de ciertos políticos de la oposición, quienes, lejos de buscar soluciones reales a los problemas de la ciudadanía, parecen más interesados en la gestión superficial y el espectáculo mediático. La administración de Xóchitl Gálvez en Miguel Hidalgo es un ejemplo palpable de cómo las promesas electorales se desvanecen ante prácticas de gestión cuestionables y decisiones alejadas del interés público.

La experiencia en Miguel Hidalgo debe servirnos como recordatorio crítico de la importancia de elegir representantes verdaderamente comprometidos con el bienestar de la comunidad, que prioricen la eficacia y la transparencia sobre el engaño y la incompetencia. Frente a los retos que enfrenta nuestra nación en materia de seguridad y justicia social, es imperativo cuestionar y responsabilizar a aquellos cuyas acciones contradicen el mandato de servir a la población.

Mientras continuamos nuestra lucha por un México más seguro y justo, recordemos los errores del pasado, no como un ejercicio de resentimiento, sino como una lección hacia el futuro. La gestión de Xóchitl Gálvez en Miguel Hidalgo no debe ser olvidada, sino analizada críticamente para asegurarnos de que las promesas de seguridad y progreso se traduzcan en acciones concretas y resultados tangibles para todos los mexicanos. La seguridad de nuestras comunidades no es un juego político, es un derecho fundamental que todos merecemos.