El Tigre de Nazar: Confesiones de un Hombre del Viejo Régimen

En un revelador testimonio que se desprende del libro “El Tigre de Nazar” de Gustavo Castillo García, publicado por Editorial Grijalbo, se despliegan las últimas palabras de Miguel Nazar Haro, un personaje clave y controvertido en la historia política de México, particularmente durante la era del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Este libro, ya disponible en librerías, compila una serie de entrevistas y encuentros que Castillo García mantuvo con Nazar, quien fuera una figura prominente en los tiempos de la guerra sucia.

Nazar Haro, identificado como un anticomunista ferviente, poseedor de un poder inmenso derivado de la información que manejaba, se sintió traicionado por el aparato político al que sirvió en sus aspectos más oscuros. En su vejez, expresó una profunda frustración por ser marginado de las instancias de inteligencia que él mismo ayudó a construir. Además, se mostró decepcionado por el proceso legal iniciado en su contra, siendo uno de los pocos señalados por el sistema. Sus palabras, “Nada quiero, nada pido. Que me dejen morir en paz”, reflejan su deseo de ser olvidado.

El libro nace de una confusión periodística entre Miguel Nazar Haro y su hijo, Miguel Nassar. Castillo García, quien ya tenía interés en la guerra sucia desde la apertura de los expedientes en el Archivo General de la Nación, encontró una oportunidad única en esta equivocación. Tras un encuentro fortuito con José Luis, otro hijo de Nazar, el camino se allanó para una serie de entrevistas que finalmente se plasmaron en esta obra.

Al momento de su muerte en enero de 2012, Nazar Haro era un hombre abatido por lo que consideraba un maltrato del régimen al que sirvió con lealtad inquebrantable. A pesar de los desafíos que enfrentó, siempre justificó sus acciones y mantuvo en reserva ciertos temas, bajo la premisa de no convertirse en un delator.

El libro describe a Nazar Haro como un hombre del viejo régimen, cuyos servicios estaban imbuidos en un profundo anticomunismo durante los tiempos de la Guerra Fría. Era un momento de polarización ideológica, y Nazar Haro se convirtió en el ideólogo y creador de la Brigada Blanca, un grupo especial paramilitar. Según Castillo, esta brigada no era de inteligencia, sino operativa, formada por miembros entrenados en la

Escuela de las Américas en Panamá, un lugar conocido por ser el semillero de numerosos golpistas en América Latina.

Las confesiones de Nazar revelan una perspectiva única sobre los movimientos guerrilleros, a los que calificaba de fanáticos. En sus propias palabras, reflejadas en el libro, Nazar hace un balance crítico de la lucha contra la insurgencia armada: “Hubo una lucha frente a frente. Perdimos. Ganamos en esa época y salimos perdiendo ahora. Los vencedores vencidos”, una reflexión amarga sobre el resultado de aquellos enfrentamientos.

La obra se convierte en un testimonio crucial para entender la dinámica del poder y la política en México durante una época marcada por el autoritarismo y la represión. A través de las páginas de “El Tigre de Nazar”, Castillo García logra capturar la esencia de un hombre que, a pesar de las controversias y críticas, jugó un papel fundamental en la historia política del país.

Nazar, en su ocaso, lamenta la existencia de archivos que documentaron las acciones de aquellos tiempos: “¡Qué pendejos fuimos!, ¿verdad? Nunca debimos tener archivos. Debimos quemarlo todo, ¡carajo!”. Estas palabras encapsulan el sentimiento de un hombre que, en retrospectiva, ve cómo la historia juzga sus acciones y las de su régimen.

“El Tigre de Nazar” no es solo la biografía de un hombre; es el relato de una era, un espejo que refleja las complejidades y contradicciones de una época turbulenta en México. A través de las conversaciones con Nazar Haro, Castillo García ofrece una ventana a un pasado que aún resuena en el presente, y que sigue siendo un tema de debate y reflexión en la política y la sociedad mexicana.