30 Años de Lucha Zapatista: Una Celebración de Resiliencia y Unidad

En un evento que marcó un hito en la historia de la resistencia zapatista, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) celebró tres décadas de insurgencia en Chiapas, con una demostración desbordante de cultura, música, y un mensaje de poder popular y autogobierno. La celebración, enriquecida con la música de Panteón Rococó y Los Ángeles Azules, fue el escenario donde el subcomandante Moisés, vocero del EZLN, reiteró el principio fundamental de su movimiento: “La propiedad debe ser del pueblo y común, y el pueblo tiene que gobernarse a sí mismo”.

Este jefe militar tseltal, reconocido por su habilidad para organizar pueblos y comunicar las estrategias del movimiento tanto interna como externamente, destacó la importancia del concepto de lo común. Durante las dos jornadas de festejo, este tema fue explorado a través de teatro, música, danza y poesía, reflejando la rica diversidad cultural de los zapatistas. Moisés enfatizó la autosuficiencia y la solidaridad: “quien trabaja come y quien no trabaja que coma su billete y su moneda”.

El evento se caracterizó por su espíritu pacífico, resaltando el paradójico carácter de un ejército surgido en busca de libertad, democracia y justicia. Moisés aclaró la postura defensiva del EZLN: “No necesitamos matar a los soldados y a los malos gobiernos, pero si vienen, nos vamos a defender”. Esta declaración se dio en un ambiente libre de armas, pero lleno de miles de uniformados en pantalón verde y camisa café, la indumentaria de la milicia zapatista.

El punto culminante de la celebración se dio a las 22:30 del último día del año, con un desfile festivo de milicianos y milicianas zapatistas, simbolizando una generación nacida después del alzamiento. El mensaje político del subcomandante Moisés, pronunciado en tseltal, se dirigió principalmente a las bases de apoyo zapatistas reunidas en el caracol Dolores Hidalgo, un espacio de autonomía y resistencia inaugurado hace tres años sobre tierras recuperadas.

Un emotivo momento se vivió con la colocación de una fila de sillas vacías al frente del templete, representando a los ausentes en la lucha zapatista: desaparecidos, presos políticos, asesinados y ancestros que lucharon por más de 500 años. Moisés, quien ha ascendido en la jerarquía militar del EZLN desde su conocido rol de capitán hace 30 años, recordó a los compañeros caídos y reafirmó el compromiso continuo del movimiento con su causa.

Esta conmemoración no solo celebró tres décadas de lucha, sino que también reforzó la visión de un movimiento que, a pesar de los desafíos y el paso del tiempo, sigue firme en su convicción de un futuro mejor y más justo para el pueblo mexicano.