Descontento y dogmatismo: Reflexiones sobre la izquierda

Durante algún tiempo, he notado que mis reflexiones sobre el Movimiento de Transformación que estamos experimentando no se alinean con la ortodoxia que observo en la propaganda que circula en las redes sociales. Estas reflexiones no son exclusivamente mías; las comparte un segmento crítico que, lamentablemente, no es tan numeroso en comparación con aquellos que se consideran guardianes de la única verdad que debe guiar a quienes se declaran simpatizantes de izquierda.

Recientemente, recordé algunas frases de Paulo Freire, el pedagogo brasileño que ahora es considerado una referencia seria en la elaboración de los nuevos libros de texto gratuitos. Busqué en sus obras el origen de este pensamiento y lo encontré en su texto “Política y Educación”.

Freire expresaba: “Cuanto más seguro me siento de que tengo razón, más riesgo corro de dogmatizar mi postura, de quedarme atrincherado en ella, de encerrarme sectariamente en el círculo de mi propia verdad. Esto no significa que lo correcto sea deambular de manera irresponsable. Significa ser cauteloso al afirmar, reconociendo la naturaleza histórica de mi certeza, la historicidad del conocimiento, su carácter de proceso en constante evolución. Significa entender el conocimiento como una construcción social que surge de la acción y la reflexión, de la curiosidad en constante búsqueda”.

Permítanme explicar mi punto de vista.

No considero saludable que, en aras de mantener una imagen de unidad, tratemos de ocultar el descontento evidente dentro de una parte de la izquierda que ha apoyado al presidente López Obrador durante décadas. Este descontento surge de lo que considera una falta de transparencia en el proceso de selección del coordinador nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

No importa quién ganó o perdió en ese proceso. Lo que es innegable es que no fue un proceso limpio, y eso mancha tanto al ganador como a los perdedores.

Uno de los participantes que ha expresado esta preocupación, aunque no es el único, es Fernández Noroña, quien ha cuestionado la transparencia del proceso y ha afirmado que el ganador fue durante mucho tiempo cercano al presidente López Obrador. Si bien ha señalado la falta de equidad en la contienda, ha optado por acatar los resultados en aras de la unidad del Movimiento. Otros, como Monreal y Ebrard, han expresado puntos de vista similares, aunque algunos han llegado al extremo de desconocer el proceso y pedir su repetición. Sin embargo, todos los involucrados en esta contienda tienen su cuota de responsabilidad en la falta de transparencia y limpieza del proceso.

La insatisfacción con este proceso de selección se resume en una pregunta: ¿En qué fuimos diferentes?

Sin embargo, en las redes sociales y en los medios de comunicación, circula la consigna de que se trató de una contienda limpia, y se califica de traidores a aquellos que expresan su descontento con el proceso y sus resultados. Esto es un error.

El dogmatismo no admite más de una realidad posible, la suya propia. Considera que todo lo demás es mentira y traición. El dogmatismo no tolera otras perspectivas y busca imponer su visión única a todos. Sin embargo, es inútil tratar de imponer un pensamiento único, ya que la diversidad de opiniones es inherente a la condición humana.

Puede entenderse que se cuestione a Marcelo Ebrard por no respetar el acuerdo que firmó para aceptar los resultados de la encuesta, aunque tiene sentido cuestionar lo que no se desarrolló de manera transparente. Pero calificar de traidores a aquellos que cuestionan un proceso que deja dudas no es razonable. Estos individuos tienen el derecho de expresar sus preocupaciones y puntos de vista sin ser acusados de traición.

Hay algo más que debemos considerar. Fernández Noroña, actual vocero de la coordinadora nacional del Movimiento, afirmó recientemente en un video en las redes sociales que nuevamente se están usando “dados cargados” en la selección del coordinador en la Ciudad de México. Este es el mismo vocero de la coordinadora nacional del Movimiento haciendo esta acusación, agregando que por esta razón no se postula como aspirante. Esta declaración es significativa porque demuestra que quienes critican la falta de transparencia en el proceso de selección no están mintiendo.

Ser parte del Movimiento implica defenderlo, incluso contra el dogmatismo y el sectarismo internos. Estamos a punto de definir candidatos del Movimiento para las elecciones de 2024, y si no se reconoce que el proceso de selección debe mejorar para disipar dudas y garantizar la certeza de un triunfo legítimo, veremos más muestras de descontento a nivel nacional. Nueve gubernaturas y numerosos cargos en el Congreso de la Unión