Revolución Manufacturera: México Redefine su Economía
En una revelación que marca un hito en la estructura económica de México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha anunciado que la economía del país ha experimentado un cambio significativo en su composición, volviéndose más manufacturera en los últimos años. Los datos más recientes de las cuentas nacionales, publicados este martes, muestran que aproximadamente una quinta parte del valor generado por la economía mexicana cada año proviene de la manufactura, lo que la convierte en la actividad más influyente en el Producto Interno Bruto (PIB). Este cambio se refleja en la actualización de la estructura del aparato productivo del país, que se realiza cada cinco años y que ahora tiene como año base 2018 en lugar de 2013.
En esta nueva radiografía de la economía mexicana, se ha evidenciado un aumento sustancial en el peso de la industria, un sector que tiende a tener salarios por encima del promedio nacional. La participación de la industria manufacturera en el PIB ha escalado a un 21.3 por ciento, superando el 18.6 por ciento registrado en el año base anterior, que era 2013. Además, sectores como el transporte, correos y almacenamiento también han experimentado un crecimiento, pasando del 6.6 por ciento al 7.2 por ciento en el PIB.
Los sectores comerciales, tanto al por mayor como al por menor, ocupan los puestos siguientes en términos de peso en el PIB. La medición más reciente coloca al comercio al por mayor con un 9.9 por ciento y al comercio al por menor con un 9.8 por ciento del total. Si bien estas cifras representan una disminución marginal con respecto al año base anterior, muestran que el comercio sigue siendo un pilar importante en la economía mexicana.
Sin embargo, se observa una tendencia contraria en la construcción, cuyo peso en el PIB ha disminuido del 7.9 por ciento en 2013 al 6.4 por ciento en 2018. Un fenómeno similar se presenta en los servicios inmobiliarios, que pasaron de representar un 10.3 por ciento a un 9.3 por ciento en el mismo período.
Arturo Blancas, director general de Estadísticas Económicas del Inegi, ha destacado la creciente importancia de las exportaciones en esta nueva configuración económica. Durante la pandemia, las exportaciones del sector manufacturero jugaron un papel crucial, lo que ha contribuido a transformar a México en un país más orientado hacia la producción de manufacturas destinadas a la exportación. Blancas también señaló el aumento en la producción y venta de vehículos al exterior como un indicador de esta tendencia al alza en las exportaciones.
En términos generales, la matriz de insumo producto de 2018 ha reflejado un cambio estructural en la composición de la producción mexicana. Se ha observado una mayor apertura hacia la economía global, con un aumento en la participación de insumos importados en comparación con insumos domésticos.
Una de las facetas que también ha experimentado un cambio notorio es la economía informal. Con el cambio de base a 2018, la economía informal ha aumentado su participación en el PIB, pasando del 23.7 por ciento en 2013 al 24.1 por ciento en 2018. Esto marca la mayor proporción de economía informal en la última década. La economía informal engloba actividades económicas que no están reguladas ni protegidas por el gobierno y suele caracterizarse por la falta de derechos laborales y sociales para los trabajadores involucrados.
Una desagregación de estas cifras revela que, por cada 100 pesos del PIB, 76 pesos son generados por el 44 por ciento de trabajadores ocupados en el mercado formal. Por otro lado, 24 pesos son aportados por el 55.8 por ciento de trabajadores en la economía informal. El Inegi ha aclarado que incluso la construcción realizada por familias en sus propias viviendas con la ayuda de albañiles se incluye en las cuentas nacionales, dado que involucra el uso de insumos como cemento y, por ende, tiene un impacto económico.
El cambio de año base en el Sistema de Cuentas Nacionales de México (SCNM) también ha llevado consigo una reevaluación de las contribuciones de las diferentes entidades federativas. En este sentido, la Ciudad de México ha experimentado una disminución en su aportación al PIB, pasando del 16.2 por ciento en 2013 al 15.2 por ciento en 2018. Contrariamente, entidades como Coahuila y Guanajuato han experimentado aumentos en su participación, reflejando posibles cambios en las dinámicas económicas regionales.
Además, la valoración económica del trabajo no remunerado en cuidados de salud ha sufrido una reducción del 42.8 por ciento. Esto se debe a una disminución en las remuneraciones promedio de los servicios de enfermería a domicilio, que se reflejan en la nueva base del SCNM.
Este cambio en la estructura económica también ha llevado a la revisión y actualización de las cuentas satélite del SCNM en áreas como cultura, salud, turismo, vivienda, economía ecológica, ecosistemas y trabajo no remunerado. Estas cuentas satélite proporcionan una visión más completa y detallada de diferentes aspectos de la economía y la sociedad, permitiendo un análisis más profundo y enriquecedor.
En resumen, la economía mexicana ha dado un giro hacia una mayor orientación manufacturera, con la industria representando una parte más significativa del PIB. Este cambio tiene implicaciones no solo para la composición de la economía, sino también para áreas como la informalidad laboral y las dinámicas regionales. A medida que México se posiciona como un exportador clave en el mercado global, la adaptación de sus estructuras económicas se convierte en un aspecto crucial para mantener y mejorar su competitividad en el panorama internacional.