México y la Energía Fósil: ¿Hasta 2060?
En un escenario donde la demanda de relocalización de empresas y la dependencia en el consumo de combustibles fósiles siguen marcando el rumbo de la política energética, especialistas del sector consideran que México continuará utilizando energía fósil hasta al menos 2060, mientras se busca equilibrar el impulso económico y la transición hacia fuentes más limpias. Este análisis se desprende del más reciente informe BP Energy Outlook 2023, presentado por la petrolera británica, donde se señala que el petróleo seguirá desempeñando un papel central en el sistema energético global durante las próximas dos décadas.
La Secretaría de Energía de México, bajo la dirección de Rocío Nahle, ha señalado que la transición energética está en marcha, y se planea reducir gradualmente el consumo de combustibles fósiles para llegar a un punto donde la energía sea mayoritariamente limpia hacia 2050 o 2060. Esto dependerá del avance tecnológico en la generación de electricidad y el almacenamiento de minerales críticos necesarios para dicha transición.
En la actualidad, México enfrenta un déficit en la producción de gasolinas, con más de 50 millones de automóviles que consumen combustible diariamente, representando más de 1.2 millones de barriles de gasolina. La mitad de esta demanda es cubierta mediante importaciones, lo que ha impulsado la iniciativa de reducir la dependencia en insumos extranjeros y aumentar la producción interna a través de proyectos como el Sistema Nacional de Refinación, Deer Park y Dos Bocas (Olmeca).
La Secretaría de Energía resalta la importancia de mantener un equilibrio entre la creciente demanda interna y la producción de combustibles, especialmente en un contexto global donde antes de la pandemia, ya se enfrentaba un déficit de 1.5 millones de barriles de gasolinas en el mundo, cifra que aumentó a 2.5 millones después del impacto de la pandemia. Ante este escenario, la construcción de infraestructura adicional sigue siendo una consideración relevante.
Expertos del sector energético, como Arturo Carranza, destacan la necesidad de discutir el planteamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador respecto a la construcción de una nueva refinería en el país. Carranza resalta que esta iniciativa refleja la preocupación por garantizar el acceso a la energía en un momento en que México está atrayendo inversiones de distintas partes del mundo.
No obstante, Carranza subraya que cualquier discusión en torno a una nueva refinería debe ir acompañada de un enfoque gradual y progresivo hacia el uso de tecnologías limpias y renovables. Señala la existencia de opciones como la adquisición de una refinería en Estados Unidos, donde se producen combustibles más limpios y bajos en azufre, o la reconfiguración profunda de las refinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex) para alinearse con estas tecnologías.
El debate sobre una nueva refinería también toca la cuestión de la electrificación del parque vehicular. Empresas como Bimbo han anunciado su compromiso de aumentar su flota eléctrica en México, pero Andrés Gutiérrez, ex presidente de la Asociación Mexicana de Proveedores de Estaciones de Servicio, destaca que la industria eléctrica aún no puede satisfacer la demanda de vehículos híbridos o eléctricos, que constituyen el 10% del parque vehicular. La generación de electricidad y la capacidad de transmisión todavía enfrentan desafíos en términos de crecimiento y actualización.
En términos de soberanía energética, Gutiérrez resalta que una nueva refinería podría proporcionar una alternativa en caso de que otros países decidan no vender gasolinas a México. Sin embargo, también reconoce que es fundamental contar con una producción nacional sólida y con la posibilidad de importaciones a través de empresas privadas, dado que la elaboración de gasolinas no siempre presenta un balance costo-beneficio favorable para el país.
En contraposición, Ramses Pech, experto en el sector energético, argumenta que una nueva refinería no sería necesaria, ya que se espera una disminución en la demanda de combustibles para 2035. Según Pech, las estimaciones de las refinerías del Sistema Nacional de Refinación (SNR) indican que la autosuficiencia en combustibles podría lograrse para 2034.
Pech destaca que la disminución en la demanda se debe a múltiples factores, incluyendo una potencial transición acelerada hacia vehículos eléctricos si se actualizan las políticas actuales, aunque reconoce que esta transformación no será sencilla debido a las limitaciones en el poder adquisitivo, la inversión en infraestructura y la confiabilidad del sector eléctrico.
En conclusión, el debate sobre la construcción de una nueva refinería en México se desenvuelve en un contexto de necesidad energética, dependencia en los combustibles fósiles y la urgencia de transitar hacia fuentes más limpias y renovables. Los especialistas en el sector destacan la importancia de equilibrar el crecimiento económico con la adopción de tecnologías limpias y la electrificación del parque vehicular. Mientras las proyecciones divergen sobre el momento en que la demanda de combustibles comenzará a disminuir, está claro que la discusión sobre la política energética del país continuará siendo un tema crucial en los años venideros.